El sistema de salud en México es un mosaico complejo de instituciones públicas, privadas y sociales, cada una con sus propios desafíos y responsabilidades.
En los últimos diez años, este sistema ha experimentado avances significativos, pero también ha enfrentado fracasos que no pueden pasarse por alto.
Es crucial entender cómo está organizado, cómo se financia, cuáles son sus logros y fracasos recientes, y, sobre todo, cuáles son los retos urgentes que debe enfrentar.
Una organización fragmentada:
México cuenta con un sistema de salud dividido en tres sectores principales: el público, el privado y el social. El sector público incluye al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y los servicios de salud estatales y federales.
Estos organismos ofrecen atención médica a los trabajadores formales y a las personas sin acceso a seguridad social, a través del INSABI.
El sector privado, por su parte, está compuesto por hospitales y clínicas que funcionan bajo un esquema de pago directo o aseguradoras.
Finalmente, el sector social abarca organizaciones no gubernamentales que también contribuyen a la atención sanitaria.
Financiación: un desafío permanente:
El financiamiento del sistema de salud en México proviene de tres fuentes principales: las contribuciones de trabajadores y empleadores, los recursos fiscales del gobierno y los pagos directos de los pacientes.
La inversión en salud ha sido insuficiente, representando alrededor del 6% del PIB, cifra que está por debajo del promedio recomendado por la OMS. Esta limitación presupuestaria repercute en la calidad y disponibilidad de los servicios médicos.
Logros notables de la última década:
En la última década, el sistema de salud ha registrado varios avances importantes:
Cobertura universal de salud: La implementación del Seguro Popular, y más recientemente del INSABI, ha ampliado significativamente la cobertura de salud, beneficiando a millones de personas sin seguridad social.
Infraestructura mejorada: Se han construido y modernizado hospitales y clínicas en diversas regiones, mejorando la capacidad de atención, aunque no se les ha dado el seguimiento en cuanto a detalles tan elementales como el mantenimiento y adecuado funcionamiento de su infraestructura.
Reducción de enfermedades transmisibles: Las campañas de vacunación y los programas de prevención han reducido la incidencia de enfermedades como el dengue y la tuberculosis.
Fracasos y retos persistentes.
Sin embargo, también hemos sido testigos de fracasos preocupantes como a continuación se describen:
Desabastecimiento de medicamentos: La falta de medicamentos esenciales y sobre todo para enfermedades terminales como el cáncer, es un problema recurrente que afecta a miles de pacientes, especialmente a aquellos con enfermedades crónicas. Aunque el actual gobierno no reconoce su ineptitud para resolver este problema, es evidente que este problema se ha agudizado a lo largo de este agonizante sexenio.
Desigualdad en la calidad de los servicios: Hay una marcada disparidad en la calidad de la atención médica entre las distintas regiones del país, afectando sobre todo a las zonas rurales y marginadas.
Corrupción y mala gestión: Actualmente, prevalece la corrupción y la mala administración de los recursos, donde éstos dos problemas han minado la confianza en el sistema de salud, sin que el actual gobierno pueda poner un freno a esta desafortunada praxis, que se repite en todos los niveles jerárquicos del sistema de salud pública.
Retos actuales:
El sistema de salud enfrenta desafíos cruciales que deben ser abordados con urgencia:
Incrementar el financiamiento: Es esencial aumentar la inversión en salud para mejorar la infraestructura, la formación del personal y la disponibilidad de insumos médicos.
Mejorar la coordinación y gestión: Es necesario optimizar la coordinación entre las diferentes instituciones y gestionar de manera eficiente los recursos disponibles.
Reducir la inequidad en el acceso: Garantizar que todas las regiones del país tengan acceso a servicios de salud de calidad es una prioridad.
Combatir la corrupción: Implementar verdaderamente medidas estrictas para combatir la corrupción y asegurar que los recursos se utilicen de manera adecuada y no solo con discursos vacíos que lo único que hacen es tratar de tapar el sol con un dedo.
El sistema de salud en México ha logrado avances significativos en términos de cobertura y prevención, pero enfrenta desafíos profundos que requieren atención inmediata.
La falta de financiamiento, la gestión ineficiente y la corrupción son problemas estructurales que deben ser resueltos para mejorar la calidad y disponibilidad de los servicios de salud.
El desabastecimiento de medicamentos es un reflejo de estos problemas más profundos en la administración y distribución de recursos.
Superar estos retos es esencial para garantizar el derecho a la salud de todos los mexicanos y construir un sistema de salud más equitativo y eficiente.
Esta última tarea le corresponderá al futuro Secretario de Salud, el Dr. David Kershenobich Stalnikowitz, de quien escribiré la siguiente columna.
Muchas gracias por la nueva oportunidad que Post Data le da a un servidor, saludos a los queridos lectores.
