Entre las muchas facetas de la vida que están cambiando y habrán de cambiar a causa de la pandemia del Coronavirus SARS-CoV-2, se hallan las elecciones. La rapidez y facilidad de contagio de este virus, la gravedad que para muchas personas infectadas adquiere la enfermedad y la ausencia, todavía, de un medicamento curativo, obligan a mantener distancia social, confinamiento, movilidad escasa, condiciones que son las antípodas de un proceso electoral normal. De ahí que muchas elecciones previstas para este año en el mundo han tenido que modificar su dinámica, sus plazos y sus procedimientos.
Según el recuento que ha hecho IDEA Internacional hasta el 25 de mayo, 62 elecciones nacionales o subnacionales se han pospuesto; 26 países o territorios han llevado a cabo sus elecciones bajo condiciones especiales, y 10 más han celebrado algunos comicios y pospuesto otros. Comprensiblemente, la pandemia está dificultando el ejercicio de unos derechos políticos esenciales: votar y ser votado. Pero la dificultad no debe traducirse en la suspensión y menos aún la cancelación de tales derechos. Deben buscarse formas de realizar procesos electorales en libertad y con información, a la vez que aplicar medidas de protección propias de la emergencia sanitaria.
Algunos países han ensayado formas de votación que incorporan las políticas de higiene y de distanciamiento social, recomendadas por la Organización Mundial de la Salud. Hasta el momento, las recomendaciones de organismos especializados se concentran en las formas de operación de las mesas o centros de votación. Esto demanda una cuidadosa planeación de parte de las autoridades y mucha cooperación de los electores que acudan a votar.
Recientemente, Corea del Sur se erigió en ejemplo internacional de organización de elecciones en medio de la pandemia. En abril, Corea del Sur efectuó elecciones legislativas, sujetas a estrictas medidas de higiene y seguridad: uso generalizado de mascarilla, distancia de un metro en las filas, toma de temperatura antes de pasar a votar, uso de desinfectante en las manos, limpieza constante de todos los muebles e instrumentos. Además, se promovió ampliamente el voto postal e inclusive el voto anticipado en mesas de votación, a fin de evitar aglomeraciones. A los enfermos se les brindaron facilidades para votar por correo o en espacios separados. Previamente, las campañas mismas se sometieron a restricciones, como la prohibición de actos públicos masivos; únicamente se permitieron encuentros de grupos pequeños con mascarilla obligatoria, saludos de codo y discursos online.
Todo esto se facilitó en Corea porque desde el principio de la pandemia el gobierno adoptó medidas tempranas de distanciamiento, aplicación masiva de pruebas diagnósticas del virus y seguimiento a los contactos de las personas contagiadas. Gracias a ello, Corea del Sur ha sufrido menos los embates de la epidemia y de la crisis económica, y pudo realizar elecciones democráticas con una alta participación ciudadana: 66%.
Otros países han puesto en juego las variantes de voto que sus legislaciones les permiten. Además, de medidas de distanciamiento e higiene en los centros de votación, Canadá y Australia han recurrido al voto anticipado y el voto postal. También en Estados Unidos se tomaron estas providencias en sus elecciones primarias, y se está contemplando, para las lecciones presidencial y legislativas de noviembre próximo, la opción del voto por correo en forma más amplia que nunca.
En México, las elecciones locales de Hidalgo y Coahuila, previstas inicialmente para el 7 de junio, han sido pospuestas a una fecha aún indeterminada. Es cierto que la legislación electoral mexicana no permite aquellas opciones de voto que podrían facilitar su ejercicio en condiciones sanitarias seguras: voto postal o por internet (previstos sólo para residentes en el extranjero), voto anticipado o jornadas electorales en más de un día. Pero pueden habilitarse aplicaciones para el registro en línea de candidaturas, adoptar medidas rigurosas de higiene y protección para la capacitación de mesas directivas de casilla y para la operación de la jornada electoral, cuidando al máximo la salud de votantes y funcionarios de casilla, así como todo el personal de los institutos electorales.
Mucho se ha dicho que la vida no será igual después de la pandemia. También tendrán que cambiar las formas de hacer las elecciones. Autoridades electorales, partidos y legisladores tendrán que buscar los acuerdos y reformas apropiados para preservar las elecciones libres y auténticas, a la vez que cuidar la salud pública.
