La reanudación del ciclo escolar 2022, de manera presencial, ha despertado en la población en general, y al interior de la comunidad de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, una serie de reacciones muy diversas. Están aquellas entusiastas debido a la reactivación en la dinámica económica de nuestra ciudad, aquellas que consideran que la medida es indispensable para mejorar la formación educativa, y las que prudentemente consideran que no existen las mínimas condiciones sanitarias que puedan evitar el incremento en los contagios.
Para dimensionar la complejidad que implica el regreso a clases presenciales sería importante tomar en cuenta los siguientes aspectos:
Hacia el 31 de marzo del 2020 se daba cuenta, mediante un Decreto, de las acciones extraordinarias para atender la emergencia sanitaria generada por el virus SARS-CoV2, y se ordenaba de manera inmediata la suspensión de las actividades consideradas “no esenciales”. Debe resaltarse que la Educación era una de éstas, y por lo tanto debían suspenderse clases con la finalidad de mitigar la dispersión y transmisión del virus.
La clasificación entre lo que debía considerarse “esencial” y lo que no lo era tomó como criterio preponderante el aspecto económico, lo cual generó muchas y muy diversas críticas.
Con el tiempo, después de casi dos años, y a pesar de los esfuerzos de la educación a distancia o en línea, se identificó un gran impacto negativo de la pandemia sobre el proceso educativo de millones de jóvenes. Así que el 18 de agosto del 2021, la Secretaría de Salud, publicó los Lineamientos para la estimación de riesgos del semáforo por regiones COVID-19, donde reclasificaba, al decir que “La educación es una actividad esencial para el correcto desarrollo de la niñez y las juventudes”, por lo que,en cualquier color del semáforo, el modelo educativo se debería desarrollar bajo la “nueva normalidad”.
En este sentido, aunque corresponde a las autoridades gubernamentales vigilar el desarrollo de las actividades educativas por considerarlas esenciales, son las Instituciones de Educación Superior (IES) las responsables de diseñar e instrumentar todas aquellas estrategias que garanticen un regreso a clases presencial, responsable y ordenado.
En el caso particular de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, el diseño e instrumentación de las estrategias resulta primordial, por la cantidad significativa de alumnos, administrativos y profesores que convergen cada día en los espacios.
Debería pensarse que, si en la entidad aproximadamente el 15% de la población aún no está vacunada, es muy probable que en la comunidad nicolaíta un porcentaje similar no cuente con su cuadro de vacunación completo. De lo anterior, se tendría que desprender la necesidad de realizar un censo o registro de la situación que guarda cada dependencia, con respecto al esquema de vacunación de todos los trabajadores académicos, administrativos, manuales y estudiantes.
Otro asunto que debería tomarse en cuenta es la necesidad impostergable de pasar de la simple recomendación de “guardar su sana distancia” a establecer con un estricto rigor el aforo máximo de personas que podrán permanecer en cada espacio, y de este modo, establecer un número máximo de alumnos por salón.
Acerca de la necesidad de mantener espacios ventilados, debería prestarse especial atención a aquellos salones de las escuelas y facultades que ocupan edificios históricos y que carecen de ventanas, pues eso imposibilita la correcta ventilación y, por lo tanto, esos espacios deberían quedar imposibilitados para utilizarse como aulas en la “nueva normalidad”.
También debería de ser obligatorio y prioritario establecer una mayor frecuencia de la limpieza en salones y principalmente en sanitarios, pues no es posible mantener la periodicidad con la que se realizaban previo a la pandemia, debido a que ahora resulta insuficiente para abordar las nuevas condiciones de higiene que demanda la nueva “normalidad”.
Los “filtros sanitarios” no pueden limitarse a la colocación un recipiente con gel, sin ni siquiera tener dispositivos para evitar que todas las personas al ingresar lo toquen y se convierta en un foco de contagio. Este tipo de filtros deberían ser, al menos, similares al instrumentado en el edificio de Rectoría, donde se diferencian las “entradas” de las “salidas”, se registra la temperatura de quienes ingresan y se les sanitiza de forma individual y obligatoria.
En este contexto, se hace necesario que los Lineamientos Generales que publicó la UMSNH el 31 de julio del 2020, no solo sean actualizados, sino sustituidos por protocolos que indiquen claramente cómo se debe actuar ante diversos factores o escenarios posibles y previsibles. En otras palabras, que todos los integrantes de la comunidad universitaria sepamos qué hacer y cómo actuar ante las diferentes situaciones que enfrentaremos.
Ejemplos de lo anterior, pueden ser: si un alumno (a) falta por presentar síntomas, si el profesor (a) se ve imposibilitado a impartir la clase, si las aulas no presentan la limpieza adecuada, si se rebasa el aforo de los espacios, y muchas otras situaciones previsibles. Para atender todo ello resultará pertinente utilizar y mantener las plataformas y medios digitales para garantizar el cumplimiento de los objetivos escolares, ante las diferentes situaciones que caracterizarán a la “nueva normalidad”. Es decir, no deberían eliminarse los recursos digitales ya instalados, como si de borrar el pasado se tratara.
Otro asunto muy importante es el relativo a los Comités de Salud conformados en cada escuela, facultad o instituto. Si bien se trata de un instrumento operativo, no deslinda de su responsabilidad a los funcionarios universitarios, ya que éstos deben garantizar las condiciones sanitarias en cada dependencia, a fin de que todos los miembros de la comunidad conozcan claramente con quién acudir en caso necesario.
Finalmente, no debe olvidarse que en aquel decreto del 20 de agosto del 2021 destacaba claramente “suspender cualquier tipo de ceremonia o reunión que concentre a la comunidad escolar”. Esto, como una medida para garantizar una mayor seguridad en el regreso presencial.
La UMSNH hoy tiene el reto de mostrar su capacidad para afrontar la “nueva normalidad” con éxito, mediante la aplicación del conocimiento científico para la solución los problemas sociales actuales. Solo saliendo avante en esta situación se estará en condiciones de afrontar los nuevos problemas que la pandemia provocó, siendo el más relevante la deserción escolar. Este último aún está en proceso de dimensionarse, pero con seguridad representa un impacto significativo en el quehacer educativo de nuestra Máxima Casa de Estudios.
