El pasado 21 de marzo en la Ciudad de Lázaro Cárdenas, por gestiones del Consejo Económico y Social del Estado de Michoacán (CESMICH), se conformó el “OBSERVATORIO CIUDADANO DE LA AUTOPISTA SIGLO XXI PÁTZCUARO – URUAPAN – LÁZARO CÁRDENAS” que, de acuerdo con la documentación del Consejo, el objeto de observancia de dicho Observatorio “es el concesionario y los entes gubernamentales involucrados en el desarrollo, construcción y seguridad de la autopista, y sus propósitos son la participación ciudadana e incidencia social a través de la recopilación de información y difusión de la misma; diagnóstico de la situación actual que guarda la autopista; y la producción de investigación aplicada, que sirva para evaluar o fundamentar la toma de decisiones en cuanto a la política pública aplicada para que beneficie a los sectores sociales involucrados y que incide en la mejora de su calidad de vida a través del impacto que genera la Autopista Siglo XXI”.
Para dimensionar lo acontecido el pasado 21 de marzo, conviene señalar que la práctica común en México es que se hable de “observatorios ciudadanos” u “observadores ciudadanos” en relación con los procesos electorales, las jornadas de votación y la maduración de la democracia. Sin embargo, para el Sistema de Información sobre Observatorios Ciudadanos (SIOC)un observatorio es “un conjunto de individuos o personas que se agrupan en un espacio autónomo con el fin de monitorear, evaluar e incidir en determinadas políticas o procesos, las cuales pueden variar en su naturaleza”.
Bajo esta óptica, los observatorios suelen confundirse con la contraloría social, que se ubica más en el ámbito de la rendición de cuentas. Por fortuna para Michoacán, no es el caso. El OBSERVATORIO CIUDADANO DE LA AUTOPISTA SIGLO XXI parte de considerar “Observar”, de manera organizada y sistematizada lo que sucede en un entorno específico, en este caso la Autopista Siglo XXI, permitirá evidenciar la interrelación entre los aspectos de índole político, económico, social y cultural, entre otros; pero teniendo siempre presente que las observaciones son el insumo principal para proponer soluciones a problemas.
No olvidemos que fue en 1971 cuando el presidente Luis Echeverría decretó la construcción de la siderúrgica Lázaro Cárdenas – Las Truchas, S. A., como parte de una estrategia nacional para que pretendiera la generación de un polo de desarrollo vinculado a la industria del acero. Objetivo que nunca se logró, entre otros motivos por la falta de integración carretera con el resto del territorio nacional.
Hoy, 53 años después, el objetivo parece ser el mismo: la Autopista Siglo XXI con el objetivo de impulsar el desarrollo e integración comercial e industrial de Michoacán a la economía nacional y mundial; pero las condiciones son muy distintas y se requiere de la participación ciudadana para lograr objetivos a largo plazo, que trasciendan los periodos gubernamentales.
El proceso de observar-proponer, le permitirá al Observatorio cumplir una doble función: identificar y señalar las áreas de oportunidad, pero además realizar propuestas de solución. Se trata de un organismo ciudadano, puente de vinculación entre el gobierno en sus diferentes ámbitos (federal, estatal y municipal) y la sociedad misma como usuaria, beneficiada y afectada de las políticas.
Lo anterior queda de manifiesto en la integración del Observatorio, que resulta tan heterogéneo o diverso como la sociedad misma; integra no sólo a las representaciones más significativas de la actividad económica en la ciudad costera de Lázaro Cárdenas, como Arcelor-Mittal, operadores del Puerto, transportistas, sino a medios de comunicación, comerciantes, representantes del sector agrícola y el sector académico.
En esencia, el enfoque de la acción colectiva tiene relación con la búsqueda de mecanismos para vigilar las acciones públicas, esto desde la academia, se observa como resultado de la complejidad propia que adquieren las sociedades y que propicia el surgimiento de nuevas prácticas y tipos de acción colectiva en dónde el manejo de la información es central.
Para nadie es desconocida la relevancia que en las últimas décadas ha adquirido el Puerto de Lázaro Cárdenas, como nodo articulador del comercio entre los países de Asia Pacífico, Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, a pesar de que dicha relevancia es por demás evidente en el número de contenedores, cantidad de vehículos que se exportan e importan, toneladas de mercancía, etc., los datos son contundentes: se registra una carga comercial de 15 mil toneladas tan sólo en el primer semestre del 2023 y el 82% del ingreso y desalojo de la carga se lleva a cabo mediante autotransporte; por la mal llamada “Autopista Siglo XXI” circulan diariamente un promedio de 8 mil vehículos.
Sin embargo, y de acuerdo con datos de la Guardia Nacional, se encuentra clasificada como el segundo eje carretero con mayor riesgo de circulación, debido a la incidencia delictiva y a los accidentes registrados. En 2022, se registraron 121 accidentes, en una longitud de tan solo 225 kms., que es la distancia entre las ciudades de Lázaro Cárdenas y Pátzcuaro. Existen extensos tramos sin señal de celular u otra comunicación, que garantice la seguridad de vehículos particulares, de transporte de pasajeros o de carga.
Lo sorprendente del caso, es que, si bien este eje carretero constituye el principal eje articulador del desarrollo de Michoacán, tanto en logística comercial, como en producción agrícola para la región de Tierra Caliente, sus características físicas no corresponden a esta importancia. En marzo de 2012, la empresa que actualmente opera la Autopista obtiene la concesión del llamado Paquete Carretero Michoacán, para operar por 30 años hasta 2042 con el objeto de construir, operar y mantener la “Autopista Siglo XXI”, en el Estado de Michoacán. Resulta impostergable conocer, analizar y difundir las condiciones y compromisos de la concesión, a fin de impulsar las adecuaciones, en caso necesario, para fortalecer el desarrollo de la entidad. La Autopista Siglo XXI está llamada a ser el eje estructurador del desarrollo de Michoacán y posibilitar su inserción en las mejores condiciones a proceso inminentes de globalización comercial.