Este jueves, se realizó la presentación del libro “Violencia Política de género por Internet”, por el autor Rafael Elizondo Gasperín, con la finalidad de documentar de manera crítica y objetiva esta forma de violencia, la cual se ha agudizado en los últimos años.
En la sede del Instituto Electoral de Michoacán (IEM), como parte de los trabajos del Observatorio de participación política de las mujeres, el autor refirió que actualmente en internet se presenta el mayor número de casos de violencia política, por lo que hay muchos pendientes en las vías penal, judicial, pero sobre todo en lo electoral.
“Defenderse de los actos que vulneren los derechos políticos en lo electoral, es uno de los retos más complejos, en lo electoral es donde tenemos los plazos más cortos de todos, en el mejor de los casos podemos tener 4 días, o 48 horas, imagínense una mujer violentada, asimilar el problema, acudir con quien le puede ayudar, recabar pruebas, hacer valer su derecho dentro de este período de tiempo es muy complicado”.
Durante su intervención, el consejero presidente del IEM, Ignacio Hurtado Gómez, destacó la reflexión del autor en torno a la “tolerancia” a la violencia política en razón de género, cuando es vista y no se hace algo para combatirla, por lo que consideró ser una realidad que sigue rebasando a las instituciones pese a los grandes avances que ya existen en la materia.
En este sentido, de acuerdo con el consejero, en lo que va del año se han recibido 10 quejas por presunta violencia de género en Michoacán, infligida principalmente a través de redes sociales.
“¿Cuántas veces no hemos visto casos de violencia política de género? y los estamos tolerando, porque incluso son actos a veces públicos y el no decir nada también implica cometer violencia política de género”.
Las comentaristas Elvia Higuera Pérez, subsecretaria de Derechos Humanos y Población, y Tamara Sosa Alanís, secretaria de la Mujer en Michoacán, coincidieron en la importancia de regularizar la manera de interacción en las redes sociales, la reparación del daño que debe ir acorde a las consecuencias que sufrió la víctima y la ponderación de los derechos humanos por encima de los estereotipos que normalizan la violencia de género.