“Es preciso preferir la soberanía de la ley a la de uno de los ciudadanos”. Aristóteles (384 a.C.-322 a.C.). Filósofo griego.
Los matices dictatoriales de Andrés Manuel López Obrador son evidentes. Prácticamente desde que llegó a Palacio Nacional los ha hecho patentes. No le agrada ceñirse a la ley, pondera más lo que a su juicio resulte “justo”, pese a toda la ambigüedad que implica.
Ha optado por tomar decisiones fundamentadas en encuestas sin el rigor metodológico, menos aún el legal, pero eso le basta. Ha dejado claro que lo realmente importante es lo que él opina, considera, decide o conoce. Está convencido de que toda institución que le observa algún error, lo critica o le sugiere alguna mejora, lo hace para atacarlo y entonces, opta por ningunear a las instituciones, acusarlas de ser parte del régimen conservador.
Lo grave, es que semejante situación empeora conforme pasan los días y parece que muy pocos se percatan, como ya lo hizo Porfirio Muñoz Ledo.
Resulta que Andrés Manuel pretende que su aplanadora morenista en el Congreso de la Unión, le modifique el articulo 21 de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, para que pueda disponer del presupuesto de egresos de la Federación sin restricción alguna, en caso de una emergencia económica, como la que ya padece el país.
Claro que algunas voces de la oposición se han manifestado en contra. Los panistas consideraron a esta iniciativa presidencial como “autoritaria”, por ello el presidente nacional del blanquiazul, Marco Cortés y sus líderes de bancada en el Congreso de la Unión, Juan Carlos Romero y Mauricio Kuri, intentarán frenarla.
El propio Porfirio Muñoz Ledo, dejó claro que está en contra de “otorgar facultades unipersonales al Ejecutivo, al margen de la Constitución”. Incluso les recordó que son mayoría y en todo caso tendrían que hacerla valer, pero “mediante el debate público y la consulta con los gobiernos de los estados”.
Evidentemente no es un asunto menor. Construir la democracia ha costado vidas humanas y demasiados años para tirarlos a la basura, otorgándole más poder, a quien ya ejerce un mandato con matices dictatoriales, confrontado con todo aquel que piense diferente.
El problema y que pone la situación en zona de riesgo, es que no hay una real oposición, no han terminado de organizarse, mientras que, para una mayoría de legisladores emanados de Morena o partidos afines, es “un honor estar con Obrador”, lo que, dicho de otra manera, les da para aprobar sin chistar, lo que les mandate su gurú.
Urge retomar la discusión con argumentos, la que obligue a los acuerdos pensando en toda la población, es mejor lograr unidad desde las coincidencias que seguir polarizando. México padece crisis donde destacan las de salud, seguridad y economía, así que, de no actuar con sensatez, lo peor llegará de manera contundente.
Más valen consensos tras profundos debates, que creer que un solo hombre puede hacer la diferencia. Mejor una democracia con equilibrio de poderes, que el poder absoluto en una sola persona.
Mientras tanto, gobernadores y legisladores incluso de Morena, como Muñoz Ledo, coinciden en la necesidad de reformar la Ley de Coordinación Fiscal que data de 1978 y que actualmente le otorga el 80 por ciento del dinero público a la Federación, un 15 por ciento a los estados y sólo un 5 por ciento a los municipios.
La propuesta que podría resolverse en una convención hacendaria, estipula un 70 por ciento para la Federación, 20 por ciento para las entidades y el 10 por ciento a los municipios. Los gobernadores de Nuevo León, Coahuila, Durango, Querétaro y Michoacán, han sido hasta el momento los más visibles para insistir en el tema, pero no son todos.
Es una propuesta a la que seguramente se sumarán fácilmente los que hoy se encuentran en la oposición y algunos de Morena, que coinciden en quejarse por la falta de apoyos extraordinarios de la Federación ante las crisis de salud y económica que vive el país a causa del COVID-19.
Indudablemente se trata de temas trascendentales con los que se podrían alcanzar acuerdos y procurar un pacto nacional para enfrentar las crisis que ya se padecen y tienden a agudizar.
Veremos si la clase política es lo suficientemente inteligente u optan por la polarización que prevalece en prácticamente todos los temas nacionales. El colmo, es que la polarización es evidente, grave y peligrosa, incluso en la lucha contra la pandemia.
Claro que la responsabilidad es de todos, los que gobiernan y los de la oposición, pero en especial, la mayor oportunidad está en manos de López Obrador. Aún está a tiempo de convocar a la unidad y trascender satisfactoriamente. Ya no más rencor e insultos, basta con aplicar la ley, buscar consensos y gobernar para todos.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.
