“Me llamo a mí mismo hombre feminista. ¿No es así como se llama a alguien que lucha por los derechos de las mujeres?”. Dalái Lama (1935-¿?) Líder budista.
Durante el 2020 fueron asesinadas 3 mil 723 mujeres en México, de las cuales, 940 correspondieron a feminicidios, según el secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Dicho de otro modo, todos los días son asesinadas 10 mujeres, de las que una cuarta parte son homicidios por cuestiones de género. Además, la trata de personas creció un 13.5 por ciento el año pasado con respecto al 2019, la violencia de género un 27.4 por ciento y más del 7 por ciento de las llamadas que recibió el 911 se relacionaron con delitos contra la mujer.
Esa es la terrible realidad. Es la consecuencia de la ineficacia gubernamental en la implementación de políticas públicas y acciones concretas para proteger a las mujeres y procurar mejores estándares de justicia.
Mientras tanto, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, piensa, siente y está totalmente convencido que el máximo agraviado en este país es él, y que sólo él y sus seguidores tienen razones para manifestarse, nadie más.
Está convencido que las mujeres que exigen derechos y justica o los padres de niños con cáncer que exigen medicamentos, están manipulados por los conservadores y seguramente por eso los ignora. Olvida por completo López Obrador que ya no es oposición, olvida que es el presidente de México, que vive en un Palacio y que es el mandatario con más poder en cuando menos 3 lustros.
Olvida Andrés Manuel que la lucha de las mujeres por sus derechos comenzó mucho antes incluso que él figurara. Olvida que fue apenas el 3 de julio de 1955 cuando las mexicanas pudieron ejercer el derecho a votar y ser votadas.
Menuda tragedia la que padece México con una polarización constante y motivada por el propio Ejecutivo Federal. Para sus fines, los de López Obrador, es finalmente una política que le sigue generando buenos resultados. Sorprendentemente sigue bien evaluado y hay mujeres que, pese a la evidente insensibilidad de este gobierno, insisten en defender a ciegas, al mismo que criticó el uso de vallas y fuerza pública, y que ahora encuentra razones para usarlas contra ellas.
Las evidencias de los últimos días obligan a concluir que las mujeres difícilmente podrán erigirse como la gran oposición de López Obrador, simplemente porque también están divididas. Para algunas, antes que la lucha por sus derechos y la justicia, está el ser parte de un proyecto, despachar como funcionarias o figurar en las boletas con las siglas de Morena.
La polarización de todos los temas posibles aderezados con mentiras a través de una estrategia propagandística que nace todas las mañanas en Palacio Nacional, es hasta el momento la “política pública” de López Obrador, que mejores resultados le ha dado, así que seguramente la fortalecerá con
miras a ganar la elección de 6 de junio, en la búsqueda de tener mayoría en la Cámara Federal de Diputados.
Dicho de otro modo, con mayoría de obedientes legisladores y el ejército de su lado, seguirá ninguneando sin problema, a cuanto manifestante y crítico surja en este país.
¿Se lo imagina?
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias. cmongem@hotmail.com
