Parece que Andrés Manuel López Obrador está muy decidido a defender la soberanía del país, si en cuanto a la industria eléctrica y energética en general, se refiere. Así que en estos días aseguró que “el patriotismo no se negocia, son principios irrenunciables, ni el petróleo ni en la industria eléctrica, nada que tenga que ver con ceder nuestra soberanía, aunque les dé coraje”.
Lo anterior porque en el marco de tratado comercial con Estados Unidos y Canadá (TMEC), estos países solicitaron una serie de consultas a la política energética nacional. Considero nada anormal cuando se trata de una saludable relación de socios comerciales, que es a la altura que nos debemos considerar.
El presidente puede tener puntos a su favor, ya que hay muchos intereses de parte de empresas internacionales que han invertido en la producción de energía, pero considero debe también tener otras variables que analizar; más allá del tema energético, lo imoportante es valorar el capital que nos aportan las alianzas, en todos los aspectos.
Del otro lado de la moneda, recibió con honores la ayuda de médicos extranjeros los cuales estarán destinados a zonas donde hacen falta profesionistas que estén dando atención a los pobladores de lugares marginados.
La tarea de los médicos siempre será loable, pero hay muchos aspectos qué atender antes de darles la bienvenida. En este momento no hay condiciones para garantizar seguridad a los profesionistas de la salud que estén destinados a estas zonas, y hablamos tanto de nacionales como extranjeros.
Aquí viene la necesidad de replantear de fondo la estrategia de seguridad, porque hay poblaciones que llevan muchos años bajo el yugo del crimen y que siguen siendo gobernados por autoridades coludidas con el crimen, con policías que responden a los grupos delictivos y cárteles, y en los cuales no hay una diferencia entre la actuación de uno o del otro.
Ante este escenario, hay un aspecto que debería ponerse sobre la mesa y que es de primer orden: no se puede poner en tela de juicio la “soberanía” si se habla de seguridad. Necesitamos la cooperación internacional si realmente queremos actuar en materia y garantizar la integridad de todos los mexicanos.
La relación con Estados Unidos en cuestión de tráfico de drogas es latente, pero existen diferentes consecuencias, allá aumentan las adicciones y en nuestro país, la violencia crece cada día, y seguramente más adelante, este clima de inseguridad impactará en las relaciones comerciales, pues cada vez son más las empresas extorsionadas, las poblaciones desplazadas y la iniciativa de emprender se desaparece si está en juego la vida.
En Estados Unidos encendieron una luz con la resolución de una Corte Federal sobre nuestra familia, y más allá de la reparación del daño, sacó a la luz el término “Terrorismo”, algo que sí está sucediendo en el país y no lo quieren aceptar. Pero en la medida de que se pierda el miedo de nombrar a las cosas por su nombre, se abrirá el camino para tener una verdadera “soberanía”, donde sea la voluntad popular la que mande y no la del miedo.
