Durante 119 horas con 16 minutos, la familia González Villaseñor mantuvo firme las acusaciones contra Diego Urik Mañón Melgoza y tras 31 audiencias, logró que lo declararan culpable del feminicidio de Jessica y le dictaran una sentencia de 50 años de cárcel, pero este miércoles la desesperación volvió a invadirlos cuando la audiencia para la apelación del feminicida se difirió 45 días más.
“Toda la vida se van a estar arrepintiendo”, exclamó Verónica Villaseñor Ferreyra al papá del asesino de su hija, quien reía al término de la audiencia oral, en el que el magistrado Gilberto Alejandro Bribiesca Vázquez difirió el caso por el cambio de defensores.
Junto a su hijo Adrián salió del inmueble judicial y externó la indignación que los invade ante las “leyes estúpidas” que no ponen “un alto” a las ocurrencias de Diego Urik y permiten que siga alargando el proceso.
“Es que esa es la realidad, no hay ninguna ley donde ya le ponga un tope, sin embargo le sigue poniendo una mesa de oportunidades para seguir burlándose de esta manera, porque esta es una burla, hay que pasarle copias de todo, cuando ellos estuvieron durante todo el juicio, ni siquiera entiendo por qué seguir dilatando”.
La mujer que ha impulsado junto con toda su familia, el proceso judicial hasta lograr la máxima sentencia para el feminicida, señaló que “no tiene confianza en la justicia” y que en cada paso que han dado “se sigue burlando”.
Refirió que en la sala había incluso representantes de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) que no han hecho nada para hacer valer sus garantías individuales.
“¿Cuánto tiempo más necesitan para que este tipo sepa que tiene que pagar? Que me lo expliquen los del Congreso, los de Derechos Humanos que estaban ahí sentados”.
Dudosa de que la persona que se presentó en la audiencia sea efectivamente la que asesinó a su hija de 31 golpes y dejó su cuerpo abandonado a la fauna carroñera en septiembre del 2020, Verónica Villaseñor asegura que tampoco hay garantías efectivas de que Diego Urik se mantendrá en prisión y pagará la pena que se le impuso.
“Esa es otra estupidez, díganme ustedes que garantía nos están dando, les dije, necesito que el Estado nos dé garantías, díganme cómo voy a saber yo si efectivamente este tipo se mantiene, ustedes lo vieron, cada vez se presenta diferente”.
Verónica Villaseñor se dice “desgastada” por el proceso que debe seguir para garantizar que el asesino de su hija, cumpla la sentencia que se le impuso, aunque es consciente de que Diego podrá gozar de todos los privilegios “que pueda pagar” al interior del CERESO “Mil Cumbres”.
“El coordinador de los CERESOS lo dijo bien claro, si el niño quiere comer caviar y puede comer caviar eso es lo que va a comer, ahí está la prueba, ahí están viendo la vida que él lleva”.
Para Verónica Ferreyra, la legislación vigente permite que “no haya un fin” para el proceso judicial, ya que Diego podrá presentar “todos los amparos que se le antojen”, cuando al obtener la sentencia condenatoria y la pena máxima, tendría que haberse cortado de tajo cualquier posibilidad de evadir la responsabilidad que ha quedado plenamente acreditada.
