“El populismo es el camino de la autodestrucción de la democracia”. Mario Vargas Llosa. (1936 -) Escritor peruano.
La defensa de la división de poderes en México sufrió una sensible derrota el pasado martes 5 de noviembre en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Bastaron 4 votos de un total de 11 ministros para impedir que se revisara la constitucionalidad de la reforma al Poder Judicial.
El ministro Alberto Pérez Dayán, identificado ahora como un traidor, se sumó a las aliadas de Morena, Lenia Batres Guadarrama, Yasmín Esquivel Mossa y Loreta Ortiz Ahlf para darle la última estocada a la incipiente democracia mexicana.
Se acabó la división de poderes. Con la reforma al Poder Judicial y la imposibilidad para que la SCJN supervise y ejerza controles en las reformas constitucionales, Claudia Sheinbaum Pardo, Morena y aliados, harán lo que les plazca, tienen todo el poder y han dejado claro que no les importa el diálogo, mucho menos los consensos.
Lo que viene ya es lo de menos. Les resultará sencillo acabar con los organismos autónomos ciudadanos, los mismos que desde la oposición impulsaron para hacerle contrapeso al poder, ahora les estorban.
Ya tienen bajo control a instituciones democráticas como el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y el Instituto Nacional Electoral (INE), que les dieron mañosamente la mayoría calificada. Morena y aliados obtuvieron el 54 por ciento de los votos, pero les regalaron una sobrerrepresentación de 20 puntos para que lograran la mayoría calificada y pudieran llevar a cabo las reformas constitucionales.
México en primera instancia ha dado un salto al pasado de 5 décadas, está de regreso la hegemonía de un solo partido, antes fue el PRI, ahora se llama Morena. Con el paso de los días veremos el rumbo que toma, ya sea hacia una Democracia Simulada, “Dictadura Blanda”, Totalitarismo, Oligarquía, Autocracia o Dictadura.
Sin equilibrios, con los poderes Legislativo y Judicial sometido al Ejecutivo, lo seguro es que nos llegó la noche y las consecuencias nos alcanzarán a todos.
Muchos mexicanos argumentarán que no resta más que adecuarnos a la nueva realidad, otros con niveles altos de optimismo todavía tienen esperanza de que “La Doctora” ahora sí se libere de López Obrador y recule a tantas decisiones dictatoriales, unos más esperan que el gobierno que encabezará Donald Trump en los Estados Unidos de Norteamérica venga a poner orden.
Otros tantos seguirán sumidos en su desinterés o en su inmediatez. Algunos valientes mantendrán la batalla para que la noche que cubre México no se vaya a quedar demasiadas décadas. Los realistas y pesimistas darán por sentado que se morirán en plena hegemonía del populismo.
Por lo pronto, hay que ser extraordinariamente ingenuo para creer que los futuros jueces, magistrados y ministros serán elegidos por los ciudadanos.
Lo evidente, es que se acabaron los equilibrios, que se ha instalado en el poder de un solo partido, Morena, con el apoyo de las rémoras llamadas PT y PVEM.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.