El 1 de octubre de 2024, Claudia Sheinbaum presentó con gran entusiasmo sus 100 compromisos de gobierno, poniendo especial énfasis en la salud pública.
Nos prometió más hospitales, un IMSS-Bienestar fortalecido, medicamentos garantizados, y campañas de vacunación ampliadas, entre muchas otras medidas.
Todo esto suena alentador, especialmente en un país donde las deficiencias en el sistema de salud han sido una constante. Sin embargo, hay un detalle que no podemos pasar por alto: no se habló del “cómo”.
Es cierto que en un evento de esta magnitud no se puede dar a conocer cada detalle técnico o el paso a paso de cómo se alcanzarán estas metas ambiciosas. No obstante, hubiera sido positivo que al menos se esbozara una estrategia clara para lograr algunos de los objetivos más urgentes en salud.
La presidenta anunció lo que hará, pero no abordó cómo piensa superar los obstáculos que han impedido que estos mismos problemas se resuelvan en gobiernos anteriores.
El desabasto de medicamentos: una crisis que sigue latente
Un tema que ha sido crítico en los últimos años es el desabasto de medicamentos.
Esta crisis, que ya existía antes, se agravó durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador.
El gobierno anterior implementó medidas que buscaban centralizar la compra de medicamentos para acabar con la corrupción en la distribución, pero lo que ocurrió fue una cadena de errores que terminó perjudicando a miles de pacientes que dependían de sus tratamientos.
El problema del desabasto sigue vigente, y aunque Sheinbaum prometió que para 2025 el abasto estará garantizado en todos los centros de salud del país, no se explicó cómo se logrará esto.
¿Cómo planea superar los fallos logísticos y administrativos que han venido afectando a millones de mexicanos? ¿Se cambiará el modelo de adquisición centralizada que claramente no ha funcionado?
Estas preguntas aún quedan sin respuesta.
Infraestructura hospitalaria: más hospitales, pero… ¿cómo?
Otra de las promesas importantes es la creación de más hospitales y unidades médicas.
Esto es absolutamente necesario, sobre todo en áreas rurales donde el acceso a la salud es limitado.
Pero de nuevo, el cómo sigue siendo un misterio. No se habló de los recursos necesarios, ni de la mano de obra, ni de los tiempos de ejecución.
La construcción y equipamiento de hospitales no solo requiere inversión financiera, sino también un equipo de profesionales capacitados y un esquema de gestión eficiente para asegurar que estas nuevas infraestructuras funcionen adecuadamente.
El IMSS-Bienestar: ¿suficiente para toda la población?
El fortalecimiento del IMSS-Bienestar es otro de los puntos centrales. Aunque Sheinbaum afirmó que este programa garantizará la atención médica gratuita para todos, no se ofrecieron detalles sobre los mecanismos para lograrlo. El IMSS-Bienestar ya existe y ha ayudado a muchas personas, pero su cobertura y calidad han sido insuficientes para resolver los problemas de acceso a la salud en muchas comunidades.
La presidenta dejó en el aire cómo expandirá su capacidad para abarcar una población que sigue creciendo.
El camino hacia un sistema de salud eficiente en México
Es indiscutible que las intenciones de Claudia Sheinbaum son positivas y necesarias.
Mejorar el sistema de salud es una de las prioridades más urgentes del país. Sin embargo, los desafíos son enormes y los errores del pasado no pueden repetirse.
El desabasto de medicamentos, las largas listas de espera para procedimientos quirúrgicos, y la falta de personal y recursos en los hospitales son problemas que necesitan soluciones específicas.
¿Qué podemos esperar entonces?
Para que estas promesas se conviertan en realidad, será fundamental que se presenten estrategias claras y se rindan cuentas en cuanto a los avances.
La salud no puede quedar solo en el discurso; necesita acción concreta y resultados tangibles.
Y en este sentido, sería prudente que el gobierno incluya a expertos en la materia para diseñar soluciones viables y sostenibles.
Para finalizar:
Las promesas suenan bien, pero los mexicanos necesitamos saber cómo se van a cumplir.
No se trata de exigir un plan milimétrico desde el día uno, pero sí es importante que se nos dé una idea más clara de las estrategias que se utilizarán para resolver los problemas más apremiantes.
Especialmente en un país que ha visto deteriorarse su sistema de salud a lo largo de varios sexenios, los compromisos deben estar acompañados de un “cómo” sólido y transparente.
Muchas gracias de nuevo por leer esta columna, nos vemos en la próxima.
