“A confesión de parte, relevo de pruebas”. Axioma jurídico.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador hizo una declaración contundente el 14 de enero de 2019, cuando comenzaba su administración, con la que estoy rotalmente de acuerdo.
Dicho pronunciamiento ha cobrado especial importancia ante la evidente corrupción que aqueja diversas áreas de su gobierno. Al hacer una crítica a los mandatarios del pasado, dijo textual:
“Todos los negocios jugosos que se hacen en el país, negocios de corrupción, llevan el visto bueno del presidente de la República, para que esto quede claro”.
En ese momento de lucidez, el inquilino de Palacio Nacional argumentó que “todos debemos de saber que la corrupción se da de arriba para abajo, y que se escudaban en utilizar a funcionarios menores, chivos expiatorios y se dejaba con protección, con impunidad a los presidentes de la República. No es que no lo sabía el señor presidente, o es que el señor presidente tiene buenas intenciones, pero lo engañan, lo traicionan, no le ayudan, ¡mentira! El presidente de México tiene toda la información que se necesita…o es cómplice o se hace de la vista gorda, pero no es que no sepa”.
Contrario al habitual discurso plagado de mentiras que realiza durante sus mañaneras, aquel enero de 2019 López Obrador habló con honestidad, fue claro y contundente, prácticamente se reconoció corrupto, ante la evidente sorpresa de varios funcionarios que lo acompañaban en Palacio Nacional.
Entre los sorprendidos y que se aprecian atrás de López Obrador, destaca el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval González, quien opta por toser y de plano voltearse y taparse la cara con las hojas que traía en la mano.
También se encuentran la entonces secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, y el fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, quienes fijan sus miradas en el piso.
En ese momento estuve plenamente de acuerdo con el reconocimiento que hizo López Obrador, todos los negocios de corrupción del actual gobierno, llevan su visto bueno.
Así como en su momento reconoció que fue él quien liberó a Ovidio Guzmán, evidentemente está enterado y lleva su visto bueno la corrupción en Seguridad Alimentaria Mexicana (SEGALMEX), que podría superar los 15 mil millones de pesos, más del doble de la Estafa Maestra del gobierno de Enrique Peña Nieto.
Con su manifestación honesta de aquel enero de 2019, López Obrador reconoció por anticipado estar enterado de la presunta corrupción en el Banco del Bienestar, el uso del cash y sobres amarillos de familiares, militantes de Morena y funcionarios cercanos; de la opacidad y presunta corrupción en las adjudicaciones directas a empresas fantasmas que se han señalado en las obras del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, la refinería Dos Bocas o el Tren Maya, entre otros.
Coincido con López Obrador, un presidente de México está enterado de la corrupción que emana de su gobierno, de sus funcionarios, amigos, compadres y familiares.
No tengo duda, será el gobierno más corrupto en la historia contemporánea del país. Lo justo ahora, es que alguna vez lo alcance la rendición de cuentas, la que él no quiso procurar a gobiernos como el de Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón Hinojosa.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.
