Nancy Sánchez Ramírez es médico, bombera y técnica en agencias médicas. Lleva 12 años como voluntaria y dos años con salario, pero asegura que lo que la mantiene en la profesión es la vocación y el deseo de servir: “Sí nos pega el hecho de no ganamos lo suficiente, claro, pero lo hacemos más por corazón, por vocación”, confesó.
Su historia refleja los sacrificios que implica ser bombera. Nancy recuerda que días festivos como Navidad, Año Nuevo o cumpleaños muchas veces debe estar de turno o trasladarse a otro municipio: “Días festivos… me toca turno, no voy a estar, o tengo que salir a otro municipio”.
A pesar de los retos, afirma que el equipo y sus compañeros la han hecho sentir bienvenida y apoyada: “No han sido como… hay que tomarla con delicadeza, al contrario, somos un equipo y como tal lo hemos hecho”.
Al hablar de momentos difíciles, Nancy rememora un caso que la marcó profundamente: la búsqueda de un joven que se ahogó en el mar, cercano a la edad de su propio hijo. “Fue muy difícil afrontar esa parte”, relató. Pero también se siente orgullosa cuando las mujeres bombero son reconocidas y tomadas en cuenta: “Eso es lo más importante, que nos den nuestro lugar”.
En paralelo, el coordinador estatal de Protección Civil, Amuravi Ramírez Cisneros, destacó las condiciones generales en las que laboran los bomberos en Michoacán, señalando que perciben en promedio 13 mil pesos mensuales, mientras que su equipamiento básico cuesta entre 60 y 70 mil pesos, sin incluir casco, tanque de respiración autónoma y vehículo.
“La reforma obliga a los municipios a contar con un cuerpo de bomberos formal, pero es apenas un primer paso. Equipar y sostener a un cuerpo de bomberos es muy costoso, y ese sigue siendo el gran pendiente”, explicó.
Actualmente, muchos municipios todavía dependen de bomberos voluntarios o de convenios con agrupaciones externas. El objetivo del Estado es dignificar la labor y garantizar condiciones más seguras y justas para quienes, como Nancy, arriesgan su vida cada día para proteger a la ciudadanía.