A diferencia de la vacunación para adultos contra el SARS-CoV-2, en México, así como en muchos otros países, la aplicación del biológico en el caso de los niños tuvo un atraso importante de aproximadamente de un año.
Ante esto, debemos reflexionar sobre las razones fundamentales para tratar de explicar este retraso en las campañas de vacunación en los niños, aunque es preciso reconocer que, en nuestro país, la inmunización contra este virus en este grupo etario se prolongó demasiado.
Al inicio de la vacunación, los diferentes sistemas de salud en el mundo priorizaron la aplicación de esta vacuna casi con los mismos criterios y dentro de ellos, los niños no fueron una prioridad debido a que, no se consideraban como un grupo de riesgo, además de que, el numero de casos en contagios en ellos, fue muy bajo.
Sin embargo, la razón más grande para no considerarlos dentro de las campañas de vacunación fue porque no se contaba con información científica, primero, sobre la seguridad de la vacuna y, en segundo lugar, la eficacia en la protección contra la COVID-19.
Pero … ¿por qué no se contaba con esta información científica?, ¿Por qué no se había experimentado la vacuna en niños?
La razón más importante radica en el seguimiento al pie de la letra los lineamientos y directrices que marca la ética en investigación en seres humanos.
Así, a nivel internacional, el documento más importante que dita estas directrices, es la Declaración de Helsinki, que indica las pautas que deben efectuarse para proveer de: seguridad, autonomía, justicia y no maleficencia a todos los participantes voluntarios de un experimento clínico, además de que, los participantes voluntarios deben tener la mayoría de edad, según cada país en donde se lleven a cabo estos estudios.
El 7 de abril de 2022, el Centro para el Control de las Enfermedades, anunció que, después de contar con los primeros estudios preliminares sobre la seguridad y eficacia de la vacuna anti-COVID-19 desarrollada por Pfizer en niños, era recomendable comenzar con campañas de vacunación en aquellos que fueran mayores de 5 años.
Al inicio, la aplicación de esta vacuna fue sugerida primero, para aquellos niños que tuvieran alguna enfermedad que representara un factor de riesgo para enfermar de gravedad por la COVID-19.
Con el paso del tiempo, los estudios experimentales han avanzado con mayor rapidez, al grado de contar con evidencia científica sobre los beneficios que trae consigo la aplicación de la vacuna en los niños.
Para terminar, es muy cierto que, por ejemplo, en nuestro país, muchos padres de familia estuvieron preocupados porque sus hijos podrían contagiarse de este virus y seguramente se enfermarían de gravedad, lo cual es totalmente lógico y válido.
Relacionado a lo anterior y ante la negativa de las autoridades del sector salud de nuestro país sobre la vacunación de los niños, algunos buscaron la ayuda en las diferentes instancias jurídicas para que, se diera la orden al sector salud para aplicarles la vacuna.
Lo anterior, carece de responsabilidad no por parte de los padres de familia, sino de las autoridades, tanto jueces y demás actores políticos al fundamentar que, la vacuna debía de aplicarse bajo un argumento constitucional sobre el derecho a la salud, pasando por alto que, la evidencia científica está por encima de cualquier regla, ley o decreto que carece del conocimiento mínimo o básico sobre las condiciones en las que es posible aplicar un nuevo medicamento, en este caso el biológico en contra de esta terrible enfermedad.
Para concluir, es importante reconocer los esfuerzos que se han realizado en aquellos países en donde, la experimentación en niños ha traído consigo una esperanza para poder aplicar la vacuna de forma segura a los pequeños del hogar.
Aprovechando la celebración del día del niño, si no sabe qué le puede regalar a sus diablillos, una excelente opción es proteger su salud, a través de la aplicación de la vacuna contra la COVID-19.
¡Feliz día del niño! y ojalá que sean todos vacunados, hasta pronto