jueves, 28
de marzo 2024
20.5 C
Morelia
jueves, 28
de marzo 2024

Urbanópolis. Urbanismo social

Cuando se escucha hablar del llamado “urbanismo social” surge una contradicción de fondo, pues durante décadas se ha asumido que urbanismo es la disciplina que estudia cómo los habitantes de áreas urbanas interactúan con el entorno construido. Desde esta perspectiva, el urbanismo es la base de la planificación urbana, cuyo objetivo se centra en el diseño físico y la gestión de las estructuras urbanas. Así que poner el adjetivo social al concepto de urbanismo pudiera resultar innecesario, pero entonces resulta pertinente preguntarse: ¿Por qué es una tendencia de moda?

Hay que comenzar por señalar que “Urbanismo Social” fue como se definió al proceso de intervención física y social sobre un determinado territorio, y desde el 2004 se ha convertido en un concepto de gestión específica por parte de gobiernos municipales, prioritariamente, y adquirió su cúspide en los Proyectos Urbanos Integrales implementados en Medellín, donde la estrategia general consistió en el programa denominado Mejoramiento Integral de Barrios (MIB). Sin embargo, su antecedente más remoto data de 1999 con “Cities Alliance”, una asociación mundial cuyo objetivo de reducir la pobreza urbana les permitió crear un plan de acción denominado “Ciudades sin tugurios”.

Los tugurios se definen como aquellas zonas descuidadas de la ciudad, donde la vivienda y las condiciones de vida son precarias; se refieren a los asentamientos espontáneos o producto de invasiones ilegales a predios que no cuentan con el reconocimiento legal de los derechos de sus habitantes, así como carencia de servicios públicos domiciliarios básicos como: agua, drenaje, equipamientos fundamentales del rubro educativos y de salud. A partir del año 2000, el propósito de “Ciudades sin tugurios” fue incorporado en el año 2000 dentro de la Declaración del Milenio de la ONU y después se incorporó en el ODS-11 denominado Ciudades y Comunidades Sostenibles con la meta: De aquí a 2030, asegurar el acceso de todas las personas a viviendas y servicios básicos adecuados, seguros y asequibles y mejorar los barrios marginales.

Lo relevante es el hecho de considerar que para contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes en los asentamientos más precarios de las ciudades (tugurios), un factor sine qua non es la participación ciudadana en los procesos de transformación física de la ciudad. Se asume que, si en el desarrollo urbano participan los ciudadanos, las intervenciones que se hagan serán más significativas, tendrán más apropiación, pertenencia y generarán impactos más favorables para la población.

En esencia, se trata de un diseño participativo que supone involucrar a los residentes de las áreas objeto de intervención en un proyecto para que, a partir de las necesidades de la población que allí habita, pues son ellos quienes verdaderamente conocen las particularidades del territorio y los esenciales físicos y humanos de los cuales carecen; se lograrán proyectos de intervención física (arquitectura y urbanismo) cuya mejora logre aspectos sociales (identidad, seguridad, pertenencia).

Hay que resaltar que a diferencia de los procesos de “consulta pública” contemplados en los actuales procesos de planificación urbana, o cuando los habitantes nos enteramos por declaraciones de los gobernantes en turno de qué proyectos desean impulsar. En el denominado urbanismo social, la participación ciudadana es un eje transversal a la planificación, gestión, diseño, ejecución, sostenibilidad y apropiación del proyecto.

Para lograr una verdadera participación ciudadana se deben generar espacios, no sólo que incentiven, sino que fortalezcan la participación e inclusión de actores sociales de forma directa e indirecta en todos los procesos de toma de decisiones y en los asuntos denominados públicos, a fin de lograr una coherencia entre los intereses de la comunidad y las condicionantes sociales y geográficas de cada asentamiento.

En este marco, los Mecanismos de Participación ciudadana resultan fundamentales para facilitar, promover y fortalecer la participación de la comunidad. Hay al menos tres mecanismos cuya efectividad ha sido probada en muchas ciudades donde el “urbanismo social” se ha instrumentado, a saber:

  • Talleres de Imaginarios, como el mecanismo utilizado para que, por medio del dibujo y un cuestionario, las personas expresen sus expectativas sobre el nuevo espacio que se va a generar.
  • Animadores Urbanos, corresponde a una persona de la comunidad que sirva de enlace entre los especialistas y la comunidad. Debe conocer el territorio y sobre todo que goce de reconocimiento y credibilidad por parte de la comunidad.
  • Comités, constituyen los escenarios de concertación y retroalimentación con los ciudadanos, conformados con las personas de la comunidad interesadas en el proyecto.

No se debe confundir el involucrar en determinadas etapas del proceso de planeación urbana a ciudadanos, afectados o beneficiados; para poder hablar de un urbanismo social, las intervenciones urbanas deben cumplir con las siguientes características:

Intervenir una zona de alta marginación, es decir, aquellos territorios más complicados, críticos y problemáticos de la ciudad, muchas veces caracterizados por tener una historia de violencia, pobreza, desigualdad, miedo y necesidad.

Intervenciones focalizadas, acciones muy específicas para que los proyectos realizados logren la transformaciones urbanas y sociales. Los proyectos deben tener como fin último desdibujar las barreras de segregación socioespacial existentes a la ciudad, que impedían la convivencia social.

Generar grandes impactos, lograr intervenciones integrales implica sumar esfuerzos entre las entidades de la administración gubernamental para acompañar las obras de infraestructura con programas sociales. Se debe trabajar de forma simultáneamente la transformación física, la intervención social, la gestión institucional y la participación comunitaria con el propósito de impactar más las zonas de intervención.

Arquitectura y Urbanismo, para que cumplan su objetivo de mecanismos de transformación social, las obras que se realicen deben destacar por su calidad estética, su belleza y su relevancia en el contexto para lograr dar visibilidad a zonas olvidadas y rezagadas en el desarrollo de la ciudad.

El urbanismo social corresponde a un esquema participativo que se basa en un diálogo permanente entre los técnicos y la comunidad, que posiciona al ciudadano como parte importante del proceso para generar confianza, y garantizar el proceso de pertenencia y apropiación del proyecto por los usuarios. Como se observa, el ADN del urbanismo social es la inclusión de la comunidad en la toma de decisiones, en la identificación de las necesidades y en la priorización de las acciones y proyectos a realizar. Se trata de recuperar el sentido fundamental del hacer ciudad.

Comparte esta publicación:

TE PUEDE INTERESAR

PUBLICACIONES RECIENTES

TENDENCIAS

TENDENCIAS

Rechaza PVEM quedarse con candidaturas de la Coalición “Sigamos Haciendo Historia”

El líder estatal del Partido Verde Ecologista de México, Ernesto Núñez Aguilar, negó que este instituto político se haya quedado con las candidaturas de...

TENDENCIAS

Rechaza PVEM quedarse con candidaturas de la Coalición “Sigamos Haciendo Historia”

El líder estatal del Partido Verde Ecologista de México, Ernesto Núñez Aguilar, negó que este instituto político se haya quedado con las candidaturas de...

TENDENCIAS

Con éxito trasplanta SSM riñón a paciente de 62 años

La Secretaría de Salud de Michoacán (SSM) trasplantó con éxito a un moreliano de 62 años de edad, que se encontraba en lista de...