Una definición de la arquitectura que me parece muy acertada es aquella que la refiere como “el estuche para la vida”, porque la vida de toda persona transcurre entre múltiples construcciones, edificios, plazas, calles, jardines, plazas, etc. ¿Cuántas veces un estuche perdura más que el objeto que contiene? Me vienen a la mente, por ejemplo, aquellos botes que contienen galletas, pero que una vez que se acaba su contenido se reutilizan para guardar otros objetos, y entonces puede convertirse en aquel costurero de la abuela o en contenedor de cualquier cosa que quepa en su interior; algo similar pasa con la caja de chocolates o de puros, que terminan atesorando cartas o postales por un tiempo que supera por mucho el recuerdo del sabor de las galletas, chocolates, puros o cualquiera que haya sido su contenido.
Algo similar ocurre con las edificaciones. Algunos inmuebles, con el paso del tiempo cambian su uso original y pasan de ser casa a hoteles, tiendas, restaurantes, bancos e innumerables usos más. Un ejemplo paradigmático de lo anterior en la ciudad de Morelia es, sin duda, el inmueble que albergó por 27 años a la antigua Central de Autobuses, que fue edificada en 1972 sobre un predio de 1.5 hectáreas de superficie, ubicado sobre la calle Eduardo Ruiz del Centro Histórico. En 1999 se decidió reubicar la central al norponiente de la ciudad y, desde entonces, el inmueble ha pasado por estar abandonado, ocupado ilegalmente, subutilizado, convertido en estacionamiento, y ahora se ha anunciado que, en próximas fechas, albergará lo que la autoridad ha denominado Ciudad Administrativa de Morelia (CAM).
La propuesta de ser utilizado para albergar oficinas administrativas municipales surgió en 2013, a iniciativa del entonces síndico municipal Salvador Abud, lamentablemente, no se logró concretar la propuesta, ni siquiera cuando llegó a ser presidente municipal. A decir del actual alcalde Alfonso Martínez Alcázarel objetivo es erradicar el pago de arrendamiento de inmuebles para oficinas públicas, además de concentrar en un sólo espacio las áreas con mayor flujo de ciudadanos usuarios. Entre las oficinas que se albergarán en el nuevo inmueble destaca el despacho del Presidente Municipal, la Secretaría de Finanzas, Tesorería, Contraloría, la Secretaría del Ayuntamiento, entre otras.
La anunciada Ciudad Administrativa de Morelia no debe pasar desapercibida, por el contrario, el “regreso” de oficinas administrativas al denominado Centro Histórico constituye un hecho trascendental en función de las siguientes consideraciones:
La primera es comprender que en toda ciudad existe un centro y que éste corresponde al lugar, en este sentido, el lugar donde se origina la ciudad es en sentido estricto el “centro histórico” y que en muchos casos como el de Morelia, constituye el centro geográfico de la ciudad. Esta es la principal razón por la que en la zona central se concentran los inmuebles de carácter histórico o monumental. De aquí que la principal característica del centro de Morelia sea precisamente su arquitectura patrimonial.
Al darse en este espacio geográfico la concentración de los usos de suelo y equipamientos más importantes, se genera una serie de relaciones hacia el resto de la ciudad, tal y como aconteció con las actividades religiosas, comerciales, financieras, cívicas y obviamente las administrativas, que en el caso municipal su traslado dio origen en el año 2000, a las actuales oficinas administrativas municipales en la colonia Manantiales.
Las relaciones del resto de la ciudad para con la zona central y viceversa, son lo que genera la centralidad funcional, misma que en términos prácticos dio origen a lo que se conoce como Centro Urbano, y que constituye el corazón de la dinámica urbana. Una muestra evidente de esta centralidad es el transporte público, en cuya dinámica todas las rutas llegan o inician en el centro.
Cuando se ubicó al patrimonio edificado como un recurso turístico, en México se comenzó a promocionar ciudades como destinos turísticos, bajo un programa denominado “Tesoros coloniales”. El éxito como destinos fue tal, que se buscó consolidar el potencial turístico con el reconocimiento por parte de la UNESCO. La motivación para lograr la inscripción como Patrimonio de la Humanidad parece ser más un interés económico, en términos de que posibilita la inclusión como destino del turismo mundial.
Bajo el marco anterior, muchos gobiernos instrumentaron acciones tendientes a privilegiar el aspecto histórico-turístico, una de las principales fue evitar que la gente acudiera en demasía al centro y, en consecuencia, que se reubicaran aquellos equipamientos que constituían agentes atractores de usuarios; tal como aconteció con la central camionera, el palacio de justicia, las oficinas administrativas e incluso equipamientos educativos.
Al eliminar las funciones que en ese entonces se consideraron incompatibles con la vocación patrimonial del centro, lo que aconteció fue una eliminación de centralidades a fin de transformar al centro urbano en sólo un centro “histórico”.
Por todo lo anterior, regresar algunas de las funciones administrativas al Centro Histórico, contribuirá a su función como centralidad urbana; coadyuvará a reactivar esta zona norte que, desde la reubicación de la Central Camionera ha venido a menos sin lograr un cabal aprovechamiento.
Sin embargo, para lograr que sea en verdad una acciónde consolidacióndel Centro Histórico, se demanda solucionar aspectos muy puntuales como el caso del estacionamiento para empleados y público que acudirá a realizar trámites, el control de los usos complementarios que detonará en el entorno y que van desde puestos de comida, copias, despachos, etc. El reto de incentivar la consolidación urbana de la zona centro sin perder lo ganado hasta el momento no resulta tarea fácil y va más allá de solo habilitar oficinas. Ojalá y se logre por el bien de todos.