El Arzobispo Coadjutor de Morelia, José Armando Álvarez Cano reconoció que nadie está exento de “sufrir” la violencia en Michoacán y ejemplificó con su caso, luego de que apenas un día antes lo “agarró la balacera” cerca de la comunidad de Araró, municipio de Zinapécuaro.
Recordó que unas semanas atrás dos sacerdotes de la Arquidiócesis fueron atacados por hombres armados en la misma zona y apenas se recuperan luego de que uno de ellos resultó herido, lo que da muestra de que toda la sociedad sufre los efectos de la delincuencia
“Yo creo que todos sufrimos, el día de ayer yo salí a una de las comunidades y pasando ahí también por Araró, en Zinapécuaro cuando me agarró la balacera y no es la primera vez, verdad, tuvimos este reciente evento con los sacerdotes, verdad, donde los balacearon y están en recuperación, pero esta es la vida de la mayor parte de las personas, verdad, no es porque los sacerdotes estemos exento”.
El Arzobispo Coadjutor llamó a las autoridades a seguir trabajando; afirmó que se había dejado avanzar mucho la violencia, por lo que anticipó que se tardará “buen tiempo” en recuperarse.
Aclaró que no hay ningún sacerdote ni obispo que haya pedido seguridad personal, al aclarar que no tienen privilegios y solo algunos políticos “traen guaruras”.
“Los padres no tenemos privilegios sobre la comunidad verdad, pues solamente a veces quien tiene un gran temor, a veces los políticos son los que traen un montón de guaruras, uno como sacerdote pues vive lo de toda la gente todos los días, verdad, el temor, el miedo, la inseguridad que nos toca también a veces; no, no, no ha habido ningún sacerdote ni obispo un poco que hayamos pedido eso, verdad, porque pues tenemos que vivir como las personas, normal, su destino y sus problemas”.
Álvarez Cano se refirió también a los delincuentes que traen alguna medalla o alguna imagen religiosa en sus prendas de vestir lo que calificó como “una fe mal entendida”, al considerar que los creyentes tendrían que corregirse.