Actualmente, casi una cuarta parte de la población mundial es joven, según datos de la UNFPA (Fondo de Población de las Naciones Unidas), mientras que, en México, 37.8 millones, es decir, el 30% de la población, son jóvenes.
Durante la 64 Legislatura que tuve la oportunidad de presidir la Comisión de Juventud y Diversidad Sexual y observé diversas problemáticas que aquejan a las juventudes, principalmente en el ámbito educativo, laboral y de salud.
En nuestro país, no existe un criterio único que determine el rango etario en las juventudes, por ejemplo, mientras que la Ley Orgánica del Instituto Mexicano de la Juventud (IMJUVE) establece que es joven aquella persona de los 12 a los 29 años, el INEGI, en sus encuestas señala que dicho grupo de población se encuentra en el rango de 15 a 29 años, entonces: ¿Cuál es el criterio para que las juventudes puedan ejercer su derecho al voto en el país?
Por otra parte, de acuerdo con información del Instituto Nacional Electoral (INE), es joven aquella persona que tiene capacidad de elegir a su representante, desde los 18 años de edad, sin embargo, entonces, ¿Por qué se establecen edades para elegir diversos cargos de elección?
Esa es una interrogante que ha estado desde que se crearon los diversos mecanismos electorales, lo cual resulta ser una contradicción. Y es precisamente aquí donde nos toca hablar de la regeneración nacional.
A nivel internacional es joven, aquella persona de los 15 a los 24 años, según datos de las Naciones Unidas, casi una década, mientras que aquí, en México, se sigue estigmatizando el quehacer de las juventudes; en otros países las personas de 23 años ya cuentan con maestrías.
Da tristeza que tan poco interés tengan los diferentes gobiernos que no pueden establecer un criterio mínimo del rango etario, cosa que ha quedado pendiente desde la Ley General de Juventudes y, por otra parte, me da alegría de que hemos demostrado con trabajo que somos diferentes a los dinosaurios de siempre.
En conclusión, la juventud no se lleva en la edad ni en la piel; se lleva en el espíritu y el alma. De nada sirve tener líderes menores a 50 años -jóvenes en comparación a los caciques de siempre- si van a realizar las mismas prácticas que los de siempre: llegar al poder y en lugar de ver por las necesidades de su pueblo, ven por las necesidades de sus amigos o a veces ni eso…
¿Dónde está la regeneración? Te toca a ti, joven, levantar la voz por un país mejor.