Todos los días tendríamos que recordarnos a nosotras como mujeres, lo capaces que somos de lograr una meta, cualquiera que sea, por eso, este mes de marzo es muy valioso para nosotras, porque hace visible los años de lucha que las mujeres hemos vivido para hoy tener los derechos que antes nos fueron negados.
Aunque los logros cosechados son muchos, la realidad en el ámbito político sigue siendo patriarcal; para nadie es desconocido que las elecciones rumbo al 2024 están cada día más cerca y, por lo tanto, surgen nuevas aspirantes a los diversos cargos de elección popular.
Ruda y amarga es la verdad en la política de hoy, una vez más me decepciono del quehacer en este ámbito, por eso necesitamos de la transformación que sólo la mujer puede hacer. Hace unos días llegaron a mis oídos comentarios machistas y misóginos, que fueron expresados por “hombres que apoyan la paridad de género”.
Entre lo dicho, se dijo que quien suscribe esta columna necesitaba acudir con cierto liderazgo masculino, para solicitar su permiso y así, estar en condiciones de buscar alguna candidatura, afortunadamente cuento con el acompañamiento de mujeres que lejos de desanimarse, cuestionaron: ¿para tener alguna aspiración debemos pedirle permiso a un hombre?
En algún momento había pensado retirarme de determinada aspiración política, sin embargo, estos comentarios fuera de lugar me dan la fortaleza para ser esa gran roca o montaña en el zapato de aquellas personas que piensan que:
Por ser hija del campo y de la lucha, no podría porque no tengo el padrinazgo; no quiero ni pretendo ser la favorita de esos líderes masculinos, lo que sí espero es que haya piso parejo, lo cual se escucha iluso y ya se antoja imposible. Sin embargo, tengo el derecho a exigirlo: todas las mujeres debemos competir en circunstancias de igualdad.
Soy hija de la vida, del fuego, del viento, del agua y de la tierra y yo puedo; soy hija de dos profesores, ambos jubilados, una de las aulas, y otro de la vida; soy hija de la lucha de millones de mujeres que hoy levantan la voz y claro que podemos, porque somos libres, y es momento de demostrarlo, y, tú… ¿de quién eres hija, de la lucha o del favoritismo?.