Otro estudiante de la normal de Tiripetío, identificado como Julio César N. y el propietario de un bar, localizado a escasas cuadras de la institución educativa, fueron señalados por la Fiscalía General del Estado, entre los presuntos coautores materiales del homicidio calificado del joven Carlos Eduardo, desaparecido y localizado muerto el pasado 18 de abril.
En la audiencia de formulación de imputación, encabezada por la jueza María de la Soledad López Ortiz, fue presentado el propietario del establecimiento de venta de bebidas alcohólicas, de nombre Álvaro N., como presunto coautor del crimen, quien asistido por un defensor de oficio, pidió la duplicidad de término para que se defina la vinculación o no a proceso.
La Fiscalía Estatal fue representada por 2 ministerios públicos, mientras que atestiguaron dos asesores victiminales, sin que se presentaran las víctimas indirectas.

Para respaldar su teoría del caso, los ministerios públicos expusieron entrevistas de compañeros y familiares del normalista, así como de testigos externos; además de peritajes de videos, líneas telefónicas, de un vehículo y del propio bar.
De acuerdo a lo señalado, cerca de las 8:40 horas del pasado 13 de abril, Julio César N., otro estudiante de la normal, llegó a buscar a la víctima y salieron juntos de la institución educativa para dirigirse a un bar que se localiza en la calle Aquiles Serdán de la Tenencia de Tiripetío.
Ahí se encontraron con el propietario del lugar, identificado como Álvaro -y presentado en la audiencia como detenido-, y otro sujeto apodado el Burro o el Arpa, con quien comenzaron a discutir, hasta que en un momento dado ataron las manos y pies de Carlos Eduardo con un cable y lo subieron en un coche con la cabeza cubierta.
En el relato de la Fiscalía, se señala que en el trayecto le quitaron la vida con 2 impactos de arma de fuego en la cara, para luego abandonarlo en un predio de Lagunillas, donde fue encontrado el 18 de abril.
La investigación ministerial describe que otro de los estudiantes, atestiguó que el 13 de abril por la mañana, acudió a comprar marihuana al interior de la institución, y ahí encontró a Carlos Eduardo con Julio César; tras intercambiar unas palabras, observó como salieron juntos de la institución rumbo al bar, pero más tarde vio regresar solo a Julio y cuando lo cuestionó por el otro joven le dio versiones encontradas.
En lo expuesto en la audiencia de juicio oral, se precisó también que videos de cámaras de seguridad permitieron a la FGE identificar a los jóvenes caminando juntos rumbo al bar, pero de regreso solo fue captado Julio César.
Además, en su declaración, José Salvador, quien vivía en el mismo inmueble donde se encontraba el bar, relató haber estado en el lugar el 13 de abril por la mañana y haber visto cuando el propietario, Álvaro N., junto a Julio César y otro hombre, comenzaron a discutir con Carlos Eduardo.
Más tarde, escuchó un quejido y se percató de que le amarraban las manos a la víctima y lo subían al vehículo del propietario del bar, al que luego dejó de ver varios días, hasta que el auto apareció afuera de la casa.
Los estudios periciales realizados en el auto del detenido y al interior del establecimiento permitieron encontrar rastros de sangre, pero se precisó que no se ha confirmado que sean del joven asesinado, ya que aún no se tienen los resultados.
Tampoco se tiene el perfil genético de los restos encontrados, ya que estaban en avanzado estado de putrefacción y carcomidos por animales carroñeros, pero se informó que sus padres lo identificaron por los tatuajes y las prendas de vestir.
El cadáver fue localizado con un tenis y se encontró otro del mismo color, tamaño y marca al interior del bar.
Los agentes del Ministerio Público señalaron que en el dictamen de inspección de la Normal de Tiripetío, el personal que acudió expuso que no lo pudo revisar, ya que la puerta estaba cerrada, pero pudo constatar que había varias edificaciones, propias de una institución educativa.
La audiencia de vinculación a proceso continuará el 29 de abril.