La llegada del Coronavirus (COVID-19) también ha obligado a la comunidad religiosa a adaptarse a la situación actual y para evitar que su propagación continúe en el mundo, han decidido usar la tecnología para ofrecer sus ceremonias por Semana Santa.
Con un mensaje de fe y esperanza, a puerta cerrada se llevó a cabo la Misa de Jueves Santo, que conmemora la Última Cena, la cual fue presidida por el Papa Francisco. El sumo pontífice hizo un llamado al mundo para que “No tengan miedo de perdonar” y “sean valientes” para hacerlo.
También recordó a aquellos religiosos que han muerto por llevar el Evangelio a lugares lejanos, a los “calumniados” por los escándalos de la Iglesia y aquellos sacerdotes que han perdido la vida cumpliendo su misión en medio del virus, señalando que en Italia son alrededor de sesenta.
Durante la celebración, debido a la actual crisis sanitaria, el rito del lavado de pies no se llevó acabo.