Las revoluciones liberan de un antiguo régimen pero no crean democracia.
- Alain Tourain
Todo parece indicar que en el 2024, México será gobernado por una mujer por primera vez en su historia. La oposición, que hace tan sólo unas semanas parecía dispersa, extraviada y reaccionando de manera lenta y torpe a los avances del partido en el poder rumbo a las próximas elecciones, logró dar una entrada magistral a la competencia por la Presidencia de la República con la aparición de Xóchitl Gálvez en la contienda.
En lo que parece un destello de sensatez, el Frente Amplio por México, aglutinando al PRI, PAN y PRD, reconocieron que la única forma de tener una oportunidad de recuperar Palacio Nacional, era a través de la unidad, pues la garantía de Morena para ganar la elección presidencial, era justamente la política de polarización que hemos vivido los últimos cinco años, con su estrategia maquiavélica de “divide y vencerás”.
Ahora, en la carrera por la candidatura de la grande, al interior de Morena, parece innegable que Claudia Sheinbaum lleva la delantera, a pesar de la gran inyección de dinero que se ha metido a la precampaña de Adán Augusto y su intento de ser el Nicolás Maduro de México, un heredero la corona presidencial, pero sin el carisma de su predecesor.
Así, con una campaña mercadológicamente mucho mejor cuidada que la de sus contendientes, Claudia aparece como la mejor apuesta del partido guinda, no solo por su lealtad incuestionable a AMLO, sino que por el hecho de ser mujer, tiene posibilidades de recuperar el voto de una gran fracción del electorado que no solo fue ignorado por el actual gobierno, sino que fue vapuleado y minimizado: las mujeres.
Durante la gestión de AMLO, vimos desaparecer los apoyos hacia las mujeres dejándolas en mayor vulnerabilidad que antes. Inició su mandato desapareciendo las estancias infantiles, sugiriendo que eran las abuelas quienes tendrían que cuidar a los infantes, limitando con ello la posibilidad de las mujeres de superar su vulnerabilidad en una sociedad machista, al impedirles lograr una independencia económica por la falta de apoyo con el cuidado de los hijos. Ha desoído y cerrado las puertas a los movimientos feministas e incluso los ha tachado de que quieren boicotearlo, declarándolas como sus enemigos, por su lucha en favor de la igualdad de la mujer en derechos y hechos. Ha abandonado a las madres de las víctimas de desaparición forzada y a las de los infantes que padecen cáncer, al negarles tratamientos. Más aún, ha sido sordo ante la violencia de género y los feminicidios en México, mostrándose indolente ante su crecimiento. Para recuperar los votos perdidos por un gobierno que hizo gala de su machismo, se vuelve absolutamente necesario que en esta ocasión, el partido se pinte de rosa, aunque seguramente para AMLO, esto le crea una enorme disonancia ante su demostrada misoginia.
Andrés Manuel llegó al poder por un proceso democrático, cumpliendo con la característica de formalidad, pues fue elegido por la mayoría. Sin embargo, no logró el fin sustancial de la democracia: gobernar para la mayoría sin afectar a las minorías. Y en México, la minoría no es un número (la población femenina supera a la masculina en número), sino el lugar en la jerarquía social que se le concede a un grupo.
El Frente Amplio por México, afortunadamente, fue capaz de leer el panorama y logra un consenso donde una mujer poderosa y con una enorme experiencia política, Beatriz Paredes, levanta la mano a otra mujer como candidata a la Presidencia, Xóchitl Gálvez. La declinación de Paredes a favor de Xóchitl, y en su momento la de Santiago Creel, traen un mensaje de poner a México antes de las aspiraciones de poder de los postulantes. Esto implicó la cancelación de la elección interna de la coalición, lo cual de alguna forma, sugiere la supresión de un proceso democrático. No obstante, vale la pena recordar que la elección del gobierno por parte del pueblo, es el elemento formal de la democracia, no el sustancial, el cual es el gobierno para el pueblo, y es lo que realmente busca esta forma de gobierno.
La aparición en escena de Gálvez desbalanceó al Presidente, parece que le quitaron el tapete de un solo golpe, reaccionando como sabe hacerlo: desprestigiando y difamando a todo aquél que amenaza su permanencia en el poder. Y en este caso, la oposición acertó al poner una candidata sólida política y personalmente, con una imagen que no está desgastada, pero sobre todo, con mucho mayor capacidad de conectar con la gente, por su propia personalidad y no por estar a la sombra del macho mayor.
No obstante, AMLO solo es el reflejo de una sociedad machista que parece retorcerse ante la posibilidad de ser gobernados por una mujer. No solo el Presidente de la República ha arengado a la población a la violencia, sino que la misma oposición difunde una apología a la violencia de género.
Por su parte, López Obrador, con sus ataques e injurias desde sus conferencias mañaneras, ha motivado a sus seguidores a actos reprobables con esencia feminicida, como fue la quema de piñatas con el rostro de Norma Piña y la protesta de sus seguidores con ataúdes con su imagen cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación le dió reveses a los decretos presidenciales por saltarse los procesos y principios democráticos de las leyes mexicanas. Y repite la historia ahora contra Xóchitl Gálvez, pues como lo hace a quienes considera sus adversarios, la pone en el blanco para que sea su pueblo bueno quien lo defienda.
Ante estas instigaciones, la oposición se ha encargado de difundir una teoría conspiratoria alrededor de Andrés Manuel, donde primero, estaría provocando un magnicidio contra Gálvez, pero que en una rectificación de estrategia, la víctima sería Claudia Sheinbaum, para declarar suspensión de garantías individuales y cancelar las elecciones presidenciales de 2024. Esto es una fantasía feminicida en que el asesinato de una mujer es necesario para perpetuar a un hombre en el poder. La gravedad de esto, es que se está compartiendo y dejando crecer en el imaginario mexicano través de medios digitales, tratándose como el chisme de moda sin ver la gravedad de lo que encierra este mensaje. Así los mexicanos, así México.
Llegó el tiempo de las mujeres para México. La Suprema Corte de Justicia de México y tanto la Cámara de Diputados como la de Senadores en el nuevo periodo legislativo son lideradas por mujeres. La contienda electoral por la Presidencia para el 2024, será protagonizada por mujeres. Huele a oportunidad, huele a equidad, huele a cambio. Ojalá la sociedad mexicana nos pongamos a la altura de este nuevo escenario y podamos, de una vez por todas, cerrar el capítulo de misoginia y machismo ancestral que ha sido germen de discriminación, injusticia y violencia institucionalizadas y podamos caminar a un México de verdadera esperanza (que también tiene nombre de mujer).