Nudos de la vida común. 2026, de lo común a lo extraordinario

La doctora en Administración, Lilia Patricia López Vázquez,

Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar

  • Antonio Machado

Estamos por iniciar un nuevo año civil y muchos lo vivimos como quien está por terminar el capítulo de un libro: esperando un evento cúspide que cierre el ciclo, que nos libere de todo aquéllo que nos hizo sentir contraídos, atrapados o incluso, amagados,  y que nos de pistas de cambios sorpresivos y prometedores que romperán la inercia que  traza nuestra existencia y que harán posible alcanzar nuestra anhelada felicidad. Esa es una forma de vivir la esperanza: en la búsqueda de indicios tangibles de que todo se alineará a nuestros deseos o necesidades.

Sin embargo, y sin pretender ser aguafiestas -aunque probablemente lo logre-, el cambio en la hoja del calendario no produce por sí mismo una transformación en nuestra vida.  Los sucesos que sellan el tiempo no tienen por sí mismos una carga de valor. Nuestra actitud frente a ellos es lo que la otorga. Nuestras decisiones y nuestros comportamientos es lo que verdaderamente crea puntos de inflexión en nuestra historia.

El truco está entonces en nuestra actitud. Los 31 de diciembre no traen una reconfiguración del mundo, ni siquiera de nuestro mundo. Pero si pueden ser una invitación a buscar en nosotros las actitudes que envuelven las elecciones que hacemos, el esfuerzo que invertimos y los resultados que producimos de manera cotidiana y que nos gustaría que fueran diferentes. Aunque suene a cliché, nada cambia si no cambiamos nosotros. Y nosotros no cambiamos si no cavamos hondo para ver las raíces de nuestras actitudes para reconocerlas, atesorarlas, incorporarlas a nuestra vida e incluso sanarlas cuando es necesario.

Indudablemente, la incertidumbre de nuestro entorno resulta un factor que dificulta evaluar nuestros temores y preocupaciones y ponerlos en perspectiva. Pero quizás si en lugar de voltear a ver las señales del exterior que encienden las luces que nos ponen en estado de alerta, volteamos a nuestro interior y apreciamos cómo hemos sorteado tantas y tan variadas circunstancias adversas, podremos valorar en lo que nos hemos convertido gracias a ellas. Quizás más fuertes, quizás más compasivos, quizás más generosos, quizás más cautelosos, quizás más humanos.

Ahora bien, aún cuando nuestra actitud es una postura personal de vida, no tiene efectos tan solo en nosotros mismos, sino que impacta en nuestra vida común.  Todos y todas tenemos un grado de influencia en las personas que nos rodean y más aún, cuando ocupamos una posición de liderazgo ya sea laboral, familiar o social, o bien cuando tenemos ascendencia moral sobre otras personas.  Si le damos cara al 2026 con miedo, con recelo, con resentimiento, permearemos esas actitudes en nuestro entorno y estaremos contribuyendo a decisiones y comportamientos que lejos de resolver, enredan más nuestra vida en colectividad. Si por el contrario, rescatamos en nuestros recursos e historia personal lo mejor de nosotros mismos, estaremos invitando a nuestra comunidad a vivir con esfuerzo y esperanza.

Más aún, el 2026 pudiera venir cargado de oportunidades y decisiones compartidas a favor de nuestra sociedad, pero con una actitud pesimista, temeraria y temerosa, seguramente ni siquiera nos daremos cuenta de ellas y simplemente, pasarán de largo.

Lo que es muy probable es que el calendario por estrenar será un año común. Común porque los sucesos seguirán siendo cotidianos y neutros y ahí estará su belleza. Común porque será un lapso de tiempo por el que pasaremos todos, lleguemos o no al final del mismo y donde nada de lo nuestro nos será ajeno. Sin importar como venga, podemos tomarlo entre nuestras manos, con corazón e inteligencia, y hacerlo extraordinario.

Muy amables lectores, les deseo que los 365 lienzos en blanco que están por llegar, sean motivo de sus tonalidades más brillantes, que en cada uno quede plasmada su más pura esencia y que en conjunto creemos el más hermoso paisaje común del cual somos capaces. ¡Feliz, común y extraordinario 2026!