Morelia, Michoacán.- No hay evidencia científica de que el “bombardeo” o la “siembra” de nubes”, técnica utilizada desde 1940, tenga alguna efectividad para producir lluvia lejos del mar, afirmó Arturo Chacón Torres, profesor-investigador decano del Instituto de Investigaciones en Recursos Naturales (INIRENA) de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH).
Lo anterior luego que el gobierno de Michoacán anunció el bombardeo de nubes, con el que, de acuerdo con el titular de la Comisión Estatal de Aguas y Gestión de Cuencas (CEAC), Roberto Arias Reyes, busca estimular las lluvias en 88 municipios de la entidad, a través del uso de yoduro de plata y acetileno.
Para que pudieran tener algún efecto, respondió el académico, tendría que haber humedad atmosférica en gran cantidad, como sucede en las zonas cercanas al mar, circunstancia que no se corrobora en la gran mayoría del territorio michoacano.
“No, no hay ninguna evidencia científica de que funcione, desde el año de 1940 que se formaron esas técnicas de bombardeo de las nubes. Funciona cerca del mar, como sucedió en Dubai. Se necesita humedad atmosférica en gran cantidad, y para bombardear nubes necesitamos una nube, y esta nube debe estar cargada de humedad, y es lo que no encontramos en los bombardeos en Michoacán”.
El programa actual está pensado para llevarse a cabo a lo largo y ancho de dos millones de hectáreas, que van desde Cuitzeo, donde se encuentra uno de los cuerpos hídricos más importantes del país, hasta el valle de Zamora, zona destacada en la producción agrícola.
Sin embargo, el viento es un factor crucial, comentó Torres Chacón, pues lo que podría llegar a suceder, en todo caso, es que un programa de este tipo precipite la lluvia en una cuenca distinta a la que se esperaba, pues “los vientos no tienen gobierno ni reconocen fronteras”.
Por lo tanto, concluyó, no sólo no tiene caso utilizar estas técnicas, sino que incluso pueden ser factores que generen daños medioambientales, como sucedería con el uso de cañones antigranizo, cada vez más utilizados en los territorios agrícolas para evitar que la lluvia caiga acompañada por piedras de hielo que puedan poner en riesgo los sembradíos.
Este tipo de cañones, explicó, comenzaron utilizando yoduro de plata y acetileno, sin embargo, actualmente les añaden también cloro a la fórmula, un factor importante de intoxicación que puede acercar la contaminación de Michoacán a la que hay en regiones como la Ciudad de México.
“El problema es la mezcla: si la mezcla la empiezan a combinar con otro tipo de sustancias, podemos tener problemas, por ejemplo, el cloro, es lo que están utilizando los cañones antigranizo, empezaron con el yoduro y empezaron con el acetileno, sin embargo, por esa intención de poder romper el granizo, se están utilizando combinaciones de sustancias más peligrosas, y estos sí pueden dañar el ambiente (…) Intoxicación en la atmósfera, o sea, generada, como los gases que tenemos en Ciudad de México, más o menos”.
