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Me queda la palabra… UMSNH, caja de Pandora de recursos sin aclarar

En Michoacán una de las instituciones que es claro ejemplo de la falta de transparencia en el manejo de recursos públicos es la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, en donde sólo a través de las revisiones que realizan los órganos fiscalizadores puede atisbarse el interior de lo que es una verdadera caja de pandora, ya que las irregularidades financieras y los montos que son causa probable de quebranto al erario se acumulan año con año.

            Los recursos sobre los que se dictaminan desfalcos al erario no paran, independientemente de quién esté al frente de la Rectoría. Además las autoridades nicolaitas mantienen como principio rector, el no presentar sus cuentas públicas ante los órganos de fiscalización pese a estar obligadas por Ley.

            En el informe entregado este año por la Auditoría Superior de la Federación al Congreso Federal, que contiene la revisión a la Cuenta Pública Federal del Ejercicio Fiscal 2018, se detectó dentro de la UMSNH un probable quebranto al erario por 96 millones 333.7 mil pesos

         El problema de entrada es que la Universidad no dispone de un adecuado sistema de control interno que le permita identificar y atender los riesgos que limitan el cumplimiento de los objetivos del subsidio, la observancia de su normativa y el manejo ordenado, eficiente y transparente de los recursos, lo que incide en las irregularidades determinadas en la auditoría practicada por el órgano fiscalizador.

            La fiscalización de los recursos de 2018 es el referente más inmediato que existe sobre la UMSNH, ya que la revisión de los recursos que realizan los órganos fiscalizadores no es en tiempo real pues arrancan hasta concluido el año fiscal en que se ejercen y tardan 14 meses en presentar un resultado.

            Así pues, la Auditoría Superior de la Federación detectó en 2018 que en el ejercicio de los recursos la UMSNH incumplió la Ley principalmente en materia de transferencia de recursos, registro e información contable y presupuestal y servicios personales, que generaron un probable daño a la hacienda pública federal por 96 millones 333.7 mil pesos.

            Las observaciones dentro de la institución no son nuevas, y en muchos de los casos continúan los procesos relacionados con ellas hacia los funcionarios responsables.

           La transparencia en el manejo de recursos no es de interés para las autoridades nicolaitas, pese a que esto ayudaría a fortalecer la demanda que año con año realizan al Poder Legislativo para que se le autorice un techo presupuestal más amplio.

         Año con año se señala que el presupuesto de la Universidad es deficitario, ya que se le aprueban menos recursos de los que requiere. Por ejemplo, en ese 2018 a la Máxima Casa de Estudios del Estado el Congreso le aprobó un presupuesto por dos mil 726.3 millones de pesos, pese a que en 2017 la Universidad requirió 3.1 mil millones para hacer frente a sus compromisos.

            En cuanto al recurso gastado en 2017 la revisión arrojó en su momento resultados similares. La Universidad registró inobservancias de la normativa, principalmente en materia control interno, transferencia de recursos, registros e información contable y presupuestal, destino de los recursos, servicios personales y transparencia, que generaron un probable daño a la Hacienda Pública Federal por un importe de 79 millones 794.6 mil pesos.

            Para entonces el órgano fiscalizados observó la existencia de pagos fuera de los contratos colectivos de trabajo, uno de ellos denominado “estímulo por confianza”, y por el que cerca de un millón de pesos fueron erogados. También se detectarían pagos como licencia con goce de sueldo sin presentar las autorizaciones correspondientes y recursos para trabajadores que no acreditaban cumplir con el perfil requerido.

            En el caso de los resultados que arrojó la revisión de ese año hecha por la Auditoría Superior de Michoacán, detectó por ejemplo que el 91.9 por ciento del patrimonio con que cuenta la Universidad carece de registro, incluidas las obras de arte. En la revisión del patrimonio correspondiente a “Bienes Muebles” a pesar de que la Universidad reportaba un importe de mil 461 millones 794 mil 807 pesos, esto no se veía reflejado en el inventario que se tiene de los mismos.

            Entre los bienes muebles de los que la UMSNH no reportó registros están los correspondientes al Colegio de San Nicolás; las preparatorias Melchor Ocampo, Lic. Eduardo Ruiz, y General Lázaro Cárdenas; el Centro de Estudios sobre Cultura Purépecha; la Unidad Profesional de Ciudad Hidalgo; la Coordinación del Bachillerato; la Tesorería; la Contraloría; los departamentos Jurídico y el de Compras; y las direcciones de Personal, Servicios Generales, de Auditoría Interna, y de Contabilidad.

            Los problemas la Universidad los ha venido arrastrando de tiempo atrás, en 2016, el monto de irregularidades detectados por la Auditoría Superior de la Federación fue de 29 millones 154.6 mil pesos que representaban un probable quebranto a la hacienda pública. Para entonces la Auditoría reportó que para el control interno la UMSNH carecía de códigos de ética y de conducta para el personal, así como de documentos donde se establecieran las áreas, funciones y responsables para dar cumplimiento a las obligaciones de armonización contable de la institución.

            “La Máxima Casa de Estudios del estado no cuenta con un comité o grupo de trabajo o instancia análoga en materia de Control Interno, Administración de Riesgos, Control y desempeño Institucional para el tratamiento de asuntos relacionados con la institución, ni cuenta con un procedimiento formalizado para evaluar el desempeño del personal que labora en la institución”, reportaba la Auditoría.

            El caso de mayor gravedad de recursos que han representado un probable quebranto a la hacienda pública lo encontramos en 2015, en donde dentro de este supuesto encuadraron montos por 3.5 millones, 7.1 millones, 10.8 millones y ¡890.6 millones de pesos!.

           En el caso de esos 890 millones señalados como probable quebranto al erario, correspondieron principalmente a recursos trasferidos a las cuentas bancarias pagadoras de nómina de la Universidad de las cuales no se identificó el egreso. También incluyeron erogaciones en conceptos de servicios personales no autorizados.

            A cinco años de distancia, no se ha conocido de ningún funcionario de la Universidad Michoacana que haya sido llamado para rendir cuentas al respecto, se hayan fincado responsabilidades, y que exista alguna sanción en contra de algún responsable.

            Así las cosas.

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