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Madre sin sexo, vivir en cautiverio.

¿Ser madre? es seguramente una pregunta que nos hacemos las mujeres en algún momento de nuestras vidas, y también sabemos que algunas ni oportunidad tienen de planteárselo; para lograrlo se requiere de un acto sexual o bien de tratamientos de fertilidad asistida, lo que no exime del ejercicio de nuestra sexualidad y con ello de la reproducción, derechos humanos que nos protegen y nos permiten acceder a otros niveles más amplios para un ejercicio libre y responsable.

Sin embargo, ser madre implica muchas veces renunciar al placer y al goce, y posiblemente a no tener orgasmos. Lo cierto, es que para ejercer nuestra sexualidad y poder tener relaciones sexuales, hay que pasar muchas veces por los mandatos del patriarcado, uno de ellos indispensable como estar casada o en vías de serlo, previo a ello, pasar por un tipo check list que exige: virginidad, honorabilidad, de buena familia, trabajadora, limpia, entre muchos otros, tal vez se piense que estoy exagerando pero cuando se tienen conflictos, éstos salen a relucir para recriminar a las mujeres.

Si bien las mujeres de ahora no son lo mismo que nuestras abuelas y madres, porque al hacer una revisión rápida sí hay cambios, hay avances pero también hay muchas cosas que no han cambiado, como la violencia que se ejerce muchas veces como mecanismo de control. Poco se habla de la infelicidad que produce el que no hay intimidad entre la pareja o que sea limitada y bajo ciertas condiciones, que casi nunca son puestas en la mesa o negociadas por las mujeres con sus parejas, hacerlo podría ser impensable.

Recuerdo muy bien a una mujer que me contacto porque iba a cumplir 50 años de casada y ella estaba sumamente triste porque el hombre con quien había convivido y era padre de sus hijos e hijas, era un violento, todos los días la humillaba y la despreciaba, regularmente ella iba a la iglesia porque era su única salida y refugio para llorar, esta actitud y conductas de su marido, habían logrado que ella en verdad lo detestara, es más, sentía odio por él, por lo que le había pedido el divorcio recientemente.

Su vida era tan infeliz que no quería nada de él, y mucho menos una celebración de sus bodas de oro, que sus hijos e hijas estaban preparando sin preguntarle a su madre, ella ya les había dicho que quería separarse y nunca volver a verlo, pero sus hijos e hijas miraban con indignación lo que su madre les decía, juzgaban que ya era una anciana y que se quedaría sola.

Incluso me comentó que jamás había tenido una noche amorosa y que jamás había tenido un orgasmo, tuvo hijos e hijas porque no había de otra, pero jamás pudo expresar sus deseos sexuales ni experimentar placer, se sentía seca.

El ejercicio de la sexualidad y el placer parecen desaparecer muchas veces cuando se es madre, la agobiante rutina y las demandas de la crianza, los cuidados y las labores domésticas y laborales, parecieran dejar poco tiempo para una intimidad pausada, expresiva, complaciente y amorosa. En ocasiones se cumple sexualmente porque no se quiere tener problemas después o limitaciones en cuanto al dinero para el sostenimiento de la familia.

En otras ocasiones la pareja masculina resulta ser una persona limitada sexualmente, que no procura el placer y gozo de la mujer, ya que sólo la limita como receptáculo de la eyaculación y como asociación al orgasmo personal. Aunque también hay mujeres que han sido limitadas y cosificadas, escindidas de su cuerpo y con ello del conocimiento de lo que es erótico y placentero para ellas, les han hecho creer que la desnudez avergüenza, así que resulta casi imposible sentirlo como expresarlo.

Es sabido que los hombres “aprenden” viendo pornografía y consumiendo prostitución, cuando en realidad lo que están aprendiendo es a deshumanizar a las mujeres e imposibilitando relacionarse sexualmente con ellas, mujeres verdaderas, porque la sexualidad es una interacción, en la que hay intercambio de emociones y expresión de sentimientos.

Reza el dicho de que los hombres buscan mujeres que sean unas damas en la sociedad pero unas putas en la cama, nada más falso que eso, además de expresar violencia se podría cuestionar que tampoco ellos saben qué hacer con el poder del erotismo de una mujer y de su energía sexual, muchas veces entran en pánico porque no saben si podrán satisfacer a esa mujer, por lo que terminan huyendo y buscando mujeres con las que se tenga el control absoluto para enseñarles, según ellos, lo que debe ser una mujer en la cama y como es que se debe satisfacerles.

Ser madre gestante puede muchas veces limitar el ejercicio de la sexualidad con la justificación de que se vaya a lastimar al bebé o que por respeto a la madre de mis hijos/as debo esperar hasta después del parto, porque cuando se es madre casi de inmediato se le enviste social, cultural e ideológicamente de pureza, divinidad y perfección, por lo que deja de verse como una mujer sexuada y con deseo de ejercerla.

Sin embargo, las mujeres recién paridas son menos que divinas y perfectas, están llenas de hormonas, muchas veces sin saber qué hacer y cómo reaccionar ante esa responsabilidad que llora y demanda, y que las otras actividades no dejan de ser responsabilidad única de esa madre buena y abnegada que puede con todo.

Resulta preocupante la reproducción de estereotipos que sobre el ideal de la madre persisten, ahora no sólo es buena y abnegada sino poderosa que puede con todo, entre más pueda mejor madre es, lo cual no es así, porque enaltece la resignación y la opresión de la que son objeto las mujeres.

Recordemos que la abnegación y el sometimiento de las mujeres, puede conllevar a que sea víctima de discriminación y de violencia feminicida, así como otros tipos de violencia, incluyendo la violencia sexual en la que se obliga a niñas hacerlo, lo cual es una brutalidad.

Ninguna mujer puede ser madre a la fuerza como tampoco ser obligada a ejercer tener relaciones sexuales desde que se es niña, eso es un delito que es penado y debe denunciarse, ser madre en la niñez las arroja a la pobreza y la imposibilidad de acceder a mejores condiciones de vida.

Repensar eso de ser madre, debería ser un ejercicio que se haga en los espacios escolares y de salud, porque ser madre sigue siendo un cautiverio, además de una estrategia mercantilista, en la cual se le hace sentir menos a quien no puede dar un regalo y que muchas veces se refuerza la función de ser madre con la de servir sacrificadamente, a guardar silencio cuando son engañadas y despreciadas por el marido o pareja, a endeudarse para satisfacer casi siempre caprichos banales no propios y situaciones que por despojo enfrentan, a vivir extenuada y en constante estrés y casi siempre a renunciar a las aspiraciones y deseos personales.

Deseo que se piense muy bien si se quiere ser madre y tener las condiciones para ello, reconocerse como seres completos, capaces con posibilidades de construir una vida sin violencia y con la plena conciencia de que es importante ejercer nuestra sexualidad y el placer de manera libre y responsable sin tener que justificarse siendo madresposas para hacerlo. ¡¡¡La maternidad será deseada o no será!!!

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