El avance de los grupos antiderechos humanos de las mujeres no es reciente, tiene una larga historia y su avance ha sido gracias a diversos aliados principalmente: presidentes de México, esposas de los mismos, partidos políticos, empresarios y diversos grupos que transitan bajo la figura de sociedad civil.
En 1988 con Salinas de Gortari, la relación entre la iglesia y el Vaticano, en particular, lograron una estrecha relación con la que se restablecieron las relaciones diplomáticas y políticas entre estos dos, so pretexto de “mantener la armonía y la paz en el mundo”, y que aún sigue vigente este ideal hasta el día de hoy.
Con Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa y con ellos sus respectivas esposas, jugaron un papel trascendental para viabilizar la agenda política y la capitalización de sus “causas”, valiéndose de los apoyos incondicionales de diversos sectores como los del medio artístico como: el cantante Emmanuel y “actor” Eduardo Verástegui; empresarial como: Grupo Bimbo, Grupo Modelo, Grupo Coppel, así como diputados, gobernadores, presidentes municipales, entre muchos otros que formaron una infraestructura en la que dispusieron de recursos públicos a través de fideicomisos, entre otras formas de capitalización que se suponía “licitas” pero que en realidad sirven para la movilización y financiación de grupos como Profamilia, Provida, Pro Derechos Humanos, Incluyendo México, por señalar algunos que lo que hacen es generar mecanismos de oposición directa al avance de los derechos humanos de las mujeres y de los grupos de diversidad sexual.
Desde 1992 a la fecha, la agenda política de la iglesia y ahora de las iglesias, entre ellas las evangelistas y las de Jesucristo de los últimos días, tiene un lugar preponderante en varios gobiernos y que incluso se les financia actos “públicos” que parecieran intrascendentes porque promueven actos deportivos y atléticos, pero que en realidad buscan posicionarse fuertemente en la sociedad como defensores de la vida y de la familia, por qué quien podría oponerse a tan “nobles causas”.
Sin embargo, lo que en realidad buscan es incidir de manera directa en el reforzamiento e imposición ideológica de que el avance de los derechos humanos de las mujeres y de sus derechos sexuales y reproductivos, son perniciosos para el bien común, entendiendo por esto que atentan, dañan y que buscan destruir a la familia natural y tradicional, además de desaparecer los valores y de entender los derechos humanos de manera incorrecta.
A 28 años de la conformación de diversos grupos de ultraderecha o conservadores como se les ha denominado, pero que han tenido diversos nombres y presencia en diversos partidos políticos y en el diseño de políticas públicas como lo han sido el Yunque, el MURO, Frente Nacional por la Familia y ahora hay diversos grupos con fuerte carga neofascista como AMANECER DORADO, así como de diversos grupos neonazis, que no sólo están en contra de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres como el aborto, las uniones entre parejas del mismo sexo, la prohibición para recibir información en materia de salud sexual y reproductiva desde la educación básica, entre otros derechos humanos, y no me extrañaría en lo absoluto que hagan apología de la violencia contra las mujeres hasta justificar el feminicidio.
En Michoacán ha sido evidente el trabajo de cabildeo y lobby que han hecho, principalmente en el Congreso del estado, hacer inviable aquellas iniciativas que busquen poner a las mujeres en el centro de sus derechos humanos, sexuales y reproductivos. Sabemos que han presionado de manera determinante a tal grado que se creen intocables y sabedores de la “verdad”, con la ayuda evidente de diversos sectores que conforman al gobierno del estado quienes les defienden y protegen, lo cual resulta preocupante, por lo que podemos asegurar que la interlocución es directa y con derecho de picaporte.
Es claro que ningún/a suspirante a cargo público o que busca continuar en el cargo, quiere enfrentar “el desprestigio” a través de una campaña y señalamiento púbico de que apoya los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, particularmente el aborto, ya que esto traería como consecuencia la limitante de inversión liquida de dinero a sus campañas y promociones, así como en los negocios en los que se hayan establecido acuerdos de asociación para la continuación de su carrera política aunque esta viole la progresividad de los derechos humanos que están enmarcados en nuestra Constitución Política.
No es raro ver que no existe ninguna campaña con información objetiva que permita forjar en la sociedad un criterio más amplio, reflexivo y crítico, sobre la importancia de avanzar en materia de derechos humanos, ya que estos avances en las mujeres, impactarán de manera trascendente en toda la sociedad, lo que implicaría tener mecanismos de defensa más claros y justos para acceder a la transformación y consolidación de un nuevo sistema de justicia que requiere ser más eficiente, más humano y respetuoso del debido proceso para con las mujeres.
Lo que hoy observamos en el proceso electoral de los Estados Unidos, no sólo es una batalla entre conservadores y demócratas, en realidad es una batalla por las libertades y la unidad bajo un mismo territorio en el que se debe preservar la justicia, la no discriminación y no violencia, además de parar el racismo y nacionalismo, que sirven de excusas para la opresión, el esclavismo y la segregación, además de detener ese machismo, misoginia y sexismo recalcitrante y doloso, además de impedir el adueñamiento del cuerpo de las mujeres y con ello limitar su derecho a la autodeterminación y autonomía sexual y reproductiva.
Las elecciones en nuestro país están próximas y enfrentamos un escenario parecido, ya que las agendas de estos grupos no están sólo con nuestro vecino del norte, están y operan en México, en Michoacán en Morelia, y son parte de una política trasnacional, que vemos con gran preocupación cómo se van colocando y operando en diversas figuras políticas y cómo forman un gran bloque que limitan la progresividad de iniciativas que si responden a la defensa de la vida, particularmente de las mujeres.
La tarea ahora consistirá en evidenciar cada una de las iniciativas y discursos, ofertas y posicionamientos que los y las aspirantes hagan en sus respectivas campañas electorales, mismas a las que daré seguimiento para evaluar qué tipo de política pública nos espera, qué retrocesos plantean y qué tan grande es su conservadurismo e ignorancia ante lo que se supone quieren representar socialmente, nosotras ahora exigiremos que nuestra agenda de género se consolide y podamos evitar retrocesos que sólo pongan a Michoacán en la mira de las involuciones y retrocesos cuando en realidad es una sociedad progresiva y profundamente humana, que requiere de una agenda política en donde las mujeres sean reconocidas plenamente y donde se blinden todos sus derechos.
