“Mi ideal político es el democrático. Cada uno debe ser respetado como persona y nadie debe ser divinizado”. Albert Einstein (1879 – 1955) Científico alemán.
La democracia en México está en riesgo, por eso resulta necesario que los ciudadanos que tenemos memoria y gustamos de ella con sus derechos y libertades, debemos participar de la manifestación que se desarrollará el próximo domingo 26 de febrero en el Zócalo de la Ciudad de México y en más de 80 ciudades de todo el país.
No podemos obviar los constantes ataques a los órganos electorales que desde el gobierno federal ha hecho Andrés Manuel López Obrador, así como su intento fallido de una reforma constitucional electoral regresiva y ahora con el Plan B, que pone en riesgo la organización, desarrollo y resultados de los comicios del 2024.
De manera contradictoria, el inquilino de Palacio Nacional con el apoyo de su partido Morena y sus rémoras, han atacado al Instituto Nacional Electoral (INE) y su consejo actual, pese a que con ese árbitro ganaron la presidencia y 20 gubernaturas.
Está claro que lo que quieren es el control total, debilitar a los órganos electorales y tener mayores posibilidades para imponerse como sucedió en la dictadura blanda del PRI y de la que todos deberíamos tener conciencia.
No podemos permitir regresar a los procesos electorales de un partido ganador, de congresos con casi el 100 por ciento de legisladores del mismo color y del candidato único a la Presidencia de México y a los gobiernos estatales.
Costaron muchas vidas y años de lucha para lograr un sistema y órganos electorales que han permitido en 3 décadas, la alternancia en el poder a nivel nacional y en los estados. La competencia ha sido tal, que podemos enumerar múltiples ejemplos de legislaturas equilibradas, mayoritariamente afines al poder, pero también mayoritariamente opositoras.
En el perfeccionamiento de la democracia y su organización electoral, han sido importante los acuerdos entre partidos políticos hegemónicos y opositores, ha sido fundamental la participación de las minorías, las negociaciones y los acuerdos.
López Obrador y su Morena, han irrumpido con todo. Eso tendría que bastar para darnos cuenta de sus intenciones para perpetrarse en el poder con prácticas fraudulentas.
El Plan B complica la organización, desarrollo y resultado de los comicios porque sustituye 300 Juntas Distritales que se conformaban con 5 funcionarios, por oficinas auxiliares operadas por una sola persona.
Además, elimina la rama administrativa del Servicio Profesional Electoral Nacional, cambia los módulos para tramitar la credencial de Elector a oficinas de Gobierno, lo que inevitablemente pone en riesgo la información del Padrón Electoral.
Con su Plan B, López Obrador, Morena y sus partidos rémoras quieren determinar quiénes votan en el extranjero y complicar el registro de los representantes de partido, que actualmente deben realizar el trámite hasta 13 días previos a la jornada electoral y hacer cambios hasta 10 días antes, ahora pretenden que el registro sea posible hasta 48 horas antes cuando habría menos personas para atender semejante disposición.
Sin duda es perfectible cada uno de los órganos electorales, seguramente se puede economizar en su funcionamiento, pero tendrá que darse con análisis, debate y acuerdos, no a través de la imposición del partido en el poder.
Sabemos del nivel de corrupción de los políticos de tiempo completo, conocemos de sus prácticas del acarreo, compra de votos y condicionamiento de programas sociales. Así que más vale no cerrar los ojos.
Vamos a la marcha del domingo al Zócalo o en cualquiera de las ciudades al interior del país, para insistir a la Suprema Corte de Justicia de la Nación que haga lo correcto, que defienda nuestra Constitución y los avances democráticos, en especial ahora que la mayoría simple de Morena y sus aliados, han aprobado el Plan B.
¡Nos vemos el domingo a las 11 de la mañana en la fuente de las Tarascas de Morelia!
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.