“El sufrir merece respeto, el someterse es despreciable”. Víctor Hugo (1802 – 1885) Escritor francés.
Pese al corrupto y descarado uso de acordeones, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) declaró la validez de la elección de los nuevos integrantes del Poder Judicial, donde destacan la Suprema Corte de Justicia de la Nación y el Tribunal de Disciplina Judicial. Parece a nadie importarle.
Los magistrados Janine Otálora Malassis y Reyes Rodríguez Mondragón intentaron anular los comicios. Reyes Rodríguez llevó más de 3 mil acordeones físicos y 374 pruebas digitales. No fueron suficientes.
La maquinaria del oficialismo ya había girado instrucciones, así que los magistrados Mónica Soto Fregoso, Felipe Fuentes Barrera y Felipe de la Mata Pizaña argumentaron que los acordeones no fueron determinantes, pese a que la coincidencia entre los nombres sugeridos en ellos y los ganadores sea matemáticamente imposible ante los millones de combinaciones posibles. Evidencia contundente de la corrupción.
No podemos perder de vista que la participación ciudadana apenas alcanzó un vergonzoso 13 por ciento del Padrón Electoral. El oficialismo celebra porque les bastaba el uno por ciento. Ni siquiera estipularon un mínimo de votación para hacerlo decoroso. Anticipaban el fracaso, sabían que ni su feligresía votaría.
Morena ha logrado su objetivo, sometió al Poder Judicial.
Los argumentos de los magistrados alineados a Morena resultaron vergonzosos, un insulto a su propia inteligencia. Preguntaban con adoctrinada vehemencia para defender la validez de la elección: ¿Quién hizo los acordeones? ¿Cuándo se hicieron? ¿Quién los entregó?
De esas preguntas, todos sabemos las respuestas.
Los integrantes de los gobiernos federal, estatales y municipales, saben quiénes y con qué recursos se hicieron esos acordeones. Los dirigentes y operadores de partidos políticos como Morena, PT y PVEM saben con qué recursos se mandaron hacer y cómo se distribuyeron entre la feligresía que obedece a ciegas a cambio de mantener los apoyos sociales.
Todos ellos, en su conciencia, si les queda algo, se reconocen corruptos, manipuladores, destructores de la democracia y fieles sirvientes de la cúpula en el poder interesada en instalar una autocracia, sin oposición, sin contrapesos, sin riesgos de perder las próximas elecciones. Obedientes, a cambio de seguir viviendo del erario, se tragan su vergüenza al mirar a sus padres, esposa o esposo e hijos a los ojos. Serán ellos, los hijos, los que paguen las consecuencias.
En igualdad de circunstancias están los que ganaron, los que fueron incluidos en los acordeones y asumirán como jueces, magistrados o ministros. ¡Vaya desfachatez!
También lamentable los que votaron obedeciendo lo que les indicaron con ese acordeón, se saben corruptos, se reconocen pragmáticos a cambio de una dádiva. Hasta pecan de ingenuos e ignorantes al reconocer que, si no les daban esa orden, ese acordeón, no tenían idea por quién votar.
Y lo más grave, una oposición terriblemente pobre, vergonzosa, supeditada a las migajas que les dan a cambio de seguir pegados a la ubre del erario, sin la mínima congruencia, sin el indispensable respeto a su marco deontológico. Incluso, no han tenido empacho en guardar silencio, en aprobar la destrucción de los contrapesos y apoyar a gobiernos de Morena pese a la corrupción y al abuso del poder.
Peor aún, esa enorme mayoría de ciudadanos que pese a que entienden la destrucción que se vive, parecen adormilados. Empresarios cuidando exclusivamente mantener sus privilegios, aunque pongan en riesgo el futuro de su descendencia. Una clase media que opta por voltear a otro lado, justificar o disfrutar el instante para soportar lo que venga.
El TEPJF que opera en su pleno con sólo 5 de los 7 magistrados que deberían integrarlo, validó, por una mayoría evidentemente sometida a Morena, una elección que es una porquería desde su origen.
Acabaron con los contrapesos, permitieron que una mayoría de personas sin trayectoria, sin cumplir los requisitos y hasta ignorantes en los temas judiciales tengan la enorme responsabilidad de procurar justicia y defender la Constitución
Y todavía falta la Reforma Electoral. ¿Seguiremos actuando como si no pasara nada? ¿Seguiremos anestesiados?
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.