LIBRE EXPRESIÓN. Mexicanos indefensos

“No vive el que no vive seguro”. Francisco de Quevedo (1580 – 1645) Político y escritor español.

El terrible asesinato de Bernardo Bravo Manríquez, presidente de la Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán, nos recuerda que los mexicanos estamos indefensos.

Asesinatos, desapariciones, extorsiones, impunidad y una autoridad deficiente, insensible, cínica y distraída, son elementos que conforman el círculo vicioso de un país que se encuentra arrodillado ante el crimen organizado.

Bernardo Bravo insistió hasta el día de su muerte en evidenciar la extorsión que padecen los productores de limón, insistió hasta el día de su muerte en pedir el auxilio de las autoridades para poder trabajar en paz, procurar mejor precio para su producto y evitar en lo posible intermediarios y coyotes.

En su última publicación en Facebook, el joven líder de los citricultores escribió: “pedimos sensibilidad por toda la crueldad que estamos viviendo los Limoneros del Valle de Apatzingán”.

Evidentemente Bravo Manríquez sabía el riesgo que corría. Su padre, Bernardo Bravo Valencia fue asesinado en el 2013, también procurando seguridad para los productores de limón, también señalando la crisis de inseguridad que padecían. A ambos, sin duda valientes, les costó la vida.

Lamentablemente no son los únicos, hay muchos más. Por ejemplo, Hipólito Mora Chávez que también cobró relevancia nacional por señalar la misma crisis de extorsiones e inseguridad. Fue asesinado el 29 de junio de 2023, sigue impune.

Por ello, otros han optado por pagar la cuota que les imponen, de no hacerlo ya saben la consecuencia. No pasa sólo con los limoneros, esta crisis alcanza a muchos sectores productivos y de todos los niveles.

Sectores tan organizados como el de los aguacateros también han optado por pagar la extorsión, negociar cuotas por cada tonelada del fruto, han optado por incluir la extorsión como una parte más de sus balances financieros.

Y claro, se comenta en voz baja, a manera de un desahogo que permita renovar las fuerzas para seguir produciendo a pesar de la extorsión y el constante fracaso por incapacidad, negligencia, desinterés y/o complicidad de las autoridades.

El asesinato de Bernardo Bravo debe llamar la atención de todos, incluso los que siguen felices con Morena. La inseguridad, una bala perdida en un fuego cruzado, una mina, un dron con explosivos, una desaparición forzada o una extorsión, nos puede alcanzar a todos, incluso a ti que te sientes parte del partido en el poder, pero no traes el séquito de seguridad que sí traen los que presuntamente gobiernan.

No perdamos de vista que se puso en marcha la “Estrategia Nacional Contra la Extorsión” el pasado julio, porque de enero a septiembre del presente año, en comparación con el mismo periodo del 2024, este delito ha crecido un 20 por ciento como lo informó la titular del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Marcela Figueroa.

Tampoco olvidemos que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo comprometió como una prioridad de su gobierno atender la extorsión en el valle de Apatzingán, hasta la fecha y pese a las 5 visitas a Michoacán, jamás ha tocado el tema, ni ha entregado informe alguno de su compromiso Así de grave la indolencia, la ausencia de empatía y de responsabilidad.

Ante el asesinato de Bravo Manríquez, la científica ni siquiera quería abordar semejante tragedia, pretendió posponer algún comentario para otro día.

Y en medio de la tragedia, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla optó por posicionar la grilla en torno a su sucesión. En evento de aniversario del Diario ABC de Michoacán señaló: “yo creo que de esta mesa va a salir quien tenga que sustituirme, casi estoy seguro”.

Ante la crisis de inseguridad, golpean fuerte cuestionamientos como: ¿Es más fuerte el crimen organizado que la fuerza del Estado? ¿Es tan pobre la inteligencia de las fuerzas de seguridad federales que no han podido detener a los líderes de grupos criminales dedicados a la extorsión? ¿En serio, no saben quiénes son ni dónde se ubican? ¿No hay interés de quienes gobiernan por solucionar esta problemática? ¿La complicidad del crimen organizado ha permeado de manera irreversible a la clase política que toma decisiones y/o a las fuerzas del Estado?

Mientras llegan las respuestas, lo claro es que el gobierno federal, los estatales y municipales han fallado, están rebasados por la inseguridad y los grupos criminales. La consecuencia, mexicanos que tienen que rascarse con sus propias uñas, mexicanos indefensos.

Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.