“La peor de las democracias es mil veces preferible a la mejor de las dictaduras”. Ruy Barbosa (1849 – 1923) Escritor y político brasileño.
El todavía presidente de México, Andrés Manuel López Obrador no quita el dedo del renglón e insiste en regresar al país a los días de la dictadura blanda que disfrutó el tricolor, sin organismos autónomos que hagan contrapeso.
En la mañanera de este lunes 11 de diciembre, el inquilino de Palacio Nacional amenazó nuevamente con enviar una iniciativa para desaparecer los organismos autónomos porque a su juicio, “no sirven para nada”.
Lo cierto, es que a López Obrador le encanta el poder absoluto, por eso admira y defiende a los dictadores de América Latina.
No le gusta que le lleven la contra, le cuestionen su opacidad o le investiguen sus adjudicaciones directas de obras y contratos que ha entregado su administración y que, en 2021, por ejemplo, representaron más del 80 por ciento del total, cuando comprometió que priorizaría las licitaciones, porque no sería igual de corrupto que sus antecesores. Resultó peor.
En su nueva amenaza contra los organismos autónomos mencionó al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) y el Instituto Federal de Telecomunicación (IFT), pero son los ejemplos que puso, son muchos más en los que evidentemente está pensando.
No pierda usted de vista que también son organismos autónomos el Instituto Nacional Electoral (INE), Banco de México, Comisión Nacional de Derechos Humanos y Poder Judicial, entre otros.
López Obrador quiere acabar con los contrapesos del poder Ejecutivo. Pretende un retroceso de nuestro México de más de 50 años, así de retrógrada y aberrante.
En sus sueños autocráticos visualiza elegir a los ministros, magistrados y jueces por el voto directo ahora que tiene el poder y el dinero público, así como la sospechosa complicidad del crimen organizado, para crear una Suprema Corte de Justicia de la Nación a modo, supeditada a él o a quien piensa que ganará las elecciones el próximo año, Claudia Sheinbaum.
¡Alerta! No es un asunto menor. Por ello la importancia de actuar como ciudadanos ejemplares el próximo año, primero para acudir a votar y segundo para evitar que los partidos supeditados a López Obrador ganen la mayoría calificada.
Con la actual conformación del Congreso de la Unión parece casi imposible que alcance la mayoría calificada para reformar la Constitución y llevar a México a otra dictadura blanda, pero, si logra el objetivo de ganar dos terceras partes de diputados federales y senadores en 2024, entonces tendrá la oportunidad de hacer realidad su retrógrado deseo.
Será una tarea complicada para los ciudadanos ante la evidente elección de Estado que comanda desde ya López Obrador. Lo será también, por la pobre oferta que hasta el momento prevalece de los partidos opositores, conflictuados en su pragmatismo y dejando de lado al país.
Y, sin embargo, una buena participación en las urnas y tomando decisiones correctas para elegir a los menos malos, podrían evitar que el inquilino de Palacio Nacional dañe más de lo que ya ha dañado, a nuestro México.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.
