“En la política el arrepentimiento no existe. Uno se equivoca o acierta, pero no cabe el arrepentimiento”. Santiago Carrillo (1915 – 2012) Político español.
El próximo fiscal de Michoacán será Carlos Torres Piña. La decisión está tomada y planchada con las dos terceras partes de diputados que se ocupan para elegirlo.
El secretario de Gobierno debió asegurarse, está claro que no quiere una segunda derrota. Viene de perder la presidencia municipal de Morelia ante Alfonso Martínez Alcázar, así que, si se anotó, es porque lo tiene asegurado.
A Torres Piña se le reconoce como un político de tiempo completo, que trabaja, que le gusta caminar las diferentes regiones y que ha forjado una estructura con la que le ayudó al propio Alfredo Ramírez Bedolla para que tuviera una representación más solida en los consejos estatal y nacional de Morena.
Se convirtió en pieza clave del gobierno actual, pese a que le ha tocado remar contra corriente con morenistas que no olvidan las críticas que le hizo a Andrés Manuel López Obrador.
Ha aceptado pagar el costo de su alianza con Ramírez Bedolla. Le puso pausa a su búsqueda de ser candidato a gobernador de Michoacán. Disciplinado, cargará con el señalamiento de ser un fiscal carnal. No tiene manera de evadirlo.
Está claro que debe cubrir las espaldas de Ramírez Bedolla y su administración. Es tal la preocupación del actual gobernador, que no ha tenido el menor rubor en superar con creces lo que tanto le criticó a Silvano Aureoles Conejo.
Ya logró operar con la anterior legislatura para que designaran como auditor Superior de Michoacán a su compadre, Marco Antonio Bravo Pantoja.
Ya tiene a otros de sus cuates en el Tribunal Anticorrupción, en el nuevo y sometido Poder Judicial de la entidad, así como en el Tribunal de Disciplina Judicial donde despacharán dos de sus más cercanos y premiados colaboradores, José Alfredo Flores Vargas, quien fue su suplente como diputado local por Morena y Paula Edith Espinosa Barrientos, quien además de chamba en el gabinete ha logrado una notaría.
Está claro el temor que tiene Alfredo Ramírez de las facturas que podría pagar al dejar el Solio de Ocampo, que está intentando protegerse más allá de lo que soñó su antecesor.
No tengo duda, Torres Piña sustituirá en el cargo a Adrián López Solís, quien tampoco pudo sacudirse ser el fiscal carnal de Silvano Aureoles, pese a que el dirigente del moribundo y sometido PRD, Octavio Ocampo Córdova lo defienda al señalar que el candidato del actual prófugo de la justicia fue el fallecido en un accidente de helicóptero, José Martín Godoy Castro.
Carlos Torres dejará un hueco importante en la operación política y gobernabilidad en la administración de Ramírez Bedolla. Ya fracasó en su intento por llenar esos zapatos Elías Ibarra Torres al que recién regresaron a la Secretaría de Salud, donde también lo tuvo Aureoles Conejo.
Suenan varios nombres para la Secretaría de Gobierno, pero no hay claridad. Se ha mencionado a Gabriela Molina, Raúl Zepeda, Juan Carlos Oseguera y Marco Polo Aguirre, entre otros. Todo indica que la decisión se postergará hasta el 19 de agosto, cuando causará efecto la renuncia de Adrián López.
Por lo pronto, Torres Piña ha asumido el costo de su alianza con Ramírez Bedolla. Tengo la impresión de que prefiere la ruta política, la representación popular o del trabajo desde el ámbito gubernamental, pero no el de la Fiscalía.
Le ha puesto una pausa, que podría ser definitiva, a su búsqueda por aspirar a la gubernatura de Michoacán. Veremos.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.
