“La corrupción de los gobiernos comienza casi siempre por la de sus normas y principios”. Montesquieu (1689 – 1755) Filósofo y jurista francés.
En su afán de matraquero electoral, el gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla encabezó un vergonzoso evento el pasado domingo en el Palacio del Arte de Morelia, que lo ha puesto en una situación complicada con su gurú Andrés Manuel López Obrador.
Vamos por partes. Tras un evidente acarreo para llenar el recinto, llegó el momento vulgar y que retoma las estrategias de lo más arcaico de la clase política, el reparto de tortas y refrescos, que, para colmo, literalmente aventaron a los presentes.
La mayoría de los asistentes fueron obligados para mantener el trabajo o para lograr, por ejemplo, que su “líder” les consiga regularizar algún terreno, por ello, muchos no sabían ni a qué fueron.
Ramírez Bedolla argumentó que se trató del sexto foro “Juntos Reconstruimos Michoacán” región Morelia, con la novedad de que, tratándose de un foro, sólo habló el gobernador y sus invitados, los secretarios de Gobierno y Finanzas, Carlos Torres Piña y Luis Navarro García, respectivamente.
Se trató de un evento netamente proselitista para destacar las virtudes de los funcionarios invitados, que se realizó con dinero público. Lamentable.
La situación se le complicó a Ramírez Bedolla porque el inquilino de Palacio Nacional le pidió al secretario de gobierno de Veracruz, Eric Cisneros Burgos, quien pretendía ser candidato a gobernador, que baje todos sus espectaculares. Ahora sí pidió a un suspirante lo que no ha querido hacer con sus corcholatas a las que impulsa a violentar cuanto marco electoral se les atraviese.
En respuesta, el gobernador de aquella entidad, Cuitláhuac García Jiménez informó que su funcionario bajará todos los espectaculares y que no estará en la boleta electoral, así que de obtener algo, será sólo por la vía plurinominal. Veremos.
En Michoacán, el diputado local de Morena, Fidel Calderón Torreblanca quien sueña con ser candidato a senador, aprovechó la circunstancia para arremeter contra Torres Piña y exigirle que atienda la recomendación de López Obrador. Lo que no se atrevió es a exigirle lo mismo a Ramírez Bedolla que está convertido en el jefe de campañas proselitistas de sus secretarios de Gobierno y Finanzas.
La crítica del exsecretario de Gobierno perredista en la era Leonel Godoy, la fundamenta en los espectaculares con los que Torres Piña ha tapizado buena parte de Michoacán.
Veremos qué hace Alfredo Ramírez, quien, en su rueda de prensa de este miércoles, apenas pudo responder ante pregunta expresa sobre el asunto: “serenos morenos”.
¿Se atreverá a pedirle la renuncia a Carlos Torres y exigirle que retire todos los espectaculares?
No es asunto menor, su secretario de Gobierno es quien lo ha hecho fuerte con su estructura al interior de Morena y es claro que le debe bastante.
¿Optará por mantenerlo y asumir el castigo que disponga López Obrador por no asumir una respuesta inmediata como sí lo hizo el gobernador de Veracruz?
Esperemos que decida lo correcto, que retome valores como la dignidad y congruencia para gobernar para todos. Ojalá que tenga presente que prácticamente se sacó la lotería, eso debería bastarle para intentar ser un gobernador ejemplar, que domine las tentaciones y la soberbia; evitar ser idéntico a los que tanto ha criticado.
Y más allá de lo que diga Ramírez Bedolla, ojalá que Carlos Torres y Luis Navarro decidan hacer lo correcto, en especial el actual secretario de Finanzas que no milita en ningún partido, que goza de reconocimiento por su desempeño y que no tendría porque caer en los errores de su jefe, de acompañarlo a eventos tan lamentables, como el del pasado domingo.
Alguien le tiene que recordar a Ramírez Bedolla que gobierna un estado y no dirige un partido político.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.
