Uruapan, Michoacán.– Un inusual brote de vapor y agua caliente registrado en una huerta de aguacate en la comunidad de El Zapién, municipio de Uruapan, activó los protocolos de emergencia de Protección Civil y llamó la atención de investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), así como de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), quienes se trasladaron al lugar para realizar estudios y tomar muestras del fenómeno.
El surgimiento de este brote térmico, cuyas causas aún no se determinan con certeza, generó especulación entre pobladores. Aunque el acceso fue restringido a los medios de comunicación por tratarse de propiedad privada y por razones de seguridad, se logró documentar visualmente la presencia del vapor emergente.

Según especialistas presentes en el lugar, una posible explicación es la combustión latente: un proceso en el que materia orgánica del subsuelo arde sin una llama visible, generando altas temperaturas.
Se estima que el suelo podría alcanzar hasta 300 grados Celsius, lo que representa un riesgo para personas que transiten la zona, así como para la producción aguacatera local.

La doctora Ruth Ester Villanueva Estrada, investigadora titular B del Instituto de Geofísica de la UNAM en la Unidad Michoacán, explicó que el equipo de trabajo se encuentra apenas en etapa de recolección de evidencia, con base en videos proporcionados por Protección Civil, donde se observa humo saliendo del suelo.
Aunque no se han confirmado causas, no se descarta que se trate de un caso de combustión lenta o latente, un proceso en el que la materia orgánica se quema sin llama visible.
“Lo que queremos hacer en el sitio es medir el flujo de gases, en particular dióxido de carbono (CO2), y la temperatura del subsuelo a 15 centímetros de profundidad”, detalló la investigadora. “Si hay una combustión, los valores de CO2 y calor serán altos. Es similar a lo que ocurrió en el Cerro del Quinceo en 2023, donde encontramos temperaturas de hasta 341 grados Celsius.”
Durante la inspección se utilizaron equipos especializados para detectar gases difusos y calor subterráneo, además de tomar muestras del suelo para analizar si hay presencia de cenizas de materia vegetal o volcánica, que podrían dar pistas sobre el origen del fenómeno. Se estima que los primeros resultados podrían estar listos en alrededor de una semana y media, aunque algunos análisis de laboratorio tomarán más tiempo.
Hasta el momento no se han registrado sismos en la zona, lo cual reduce la posibilidad de que se trate de un fenómeno volcánico activo. No obstante, en el equipo también se tiene un vulcanólogo y una sismóloga para descartar cualquier relación con el campo volcánico monogenético de Michoacán, uno de los más grandes del mundo.
Protección Civil será la instancia encargada de determinar si la zona debe ser restringida para evitar accidentes.
Villanueva Estrada subrayó que estos fenómenos pueden estar relacionados con la desertificación, incendios forestales pasados y el cambio climático.