Morelia, Mich.- Cada 30 de septiembre se conmemora el Día Internacional de los Intérpretes y Traductores, una fecha que en Michoacán sirvió para visibilizar la labor de quienes se dedican a la interpretación de la lengua de señas mexicana, así como los retos que enfrentan para lograr un verdadero reconocimiento profesional y garantizar la comunicación de la comunidad sorda.
En entrevista, Víctor Manuel Mújica Vega, integrante de la Agencia de Intérpretes y Traductores de Lengua de Señas en Michoacán, destacó que actualmente en la entidad existen entre 20 y 25 intérpretes, de los cuales apenas la mitad cuenta con la certificación expedida por el Consejo Nacional de Normalización y Certificación de Competencias Laborales (CONOCER).
Señaló que si bien se han abierto espacios para la formación, aún no existe en México una carrera técnica ni universitaria que profesionalice esta disciplina. “Estamos en pañales. No hay un programa académico formal que nos respalde, y aunque existe la certificación, muchas veces las instituciones gubernamentales no reconocen al intérprete como un profesional y no ofrecen una remuneración justa”, lamentó.
Mújica Vega explicó que esta falta de reconocimiento ha generado que intérpretes en formación sean contratados en espacios de alta responsabilidad como ruedas de prensa o conferencias, aun sin contar con la preparación adecuada. Ello, dijo, pone en riesgo la calidad del servicio y los derechos lingüísticos de la comunidad sorda.
En Michoacán, de acuerdo con cifras del INEGI, hay más de 38 mil personas sordas, sin embargo, no todas dominan la lengua de señas debido a la falta de acceso temprano a la comunidad sorda y a la ausencia de políticas públicas que promuevan su aprendizaje desde la infancia.
“El 95% de las personas sordas tiene padres oyentes que no saben lengua de señas. Muchos aprenden de manera tardía, ya en la adolescencia o juventud, cuando logran incorporarse a una comunidad de sordos. Por eso hablamos de una gran deuda social”, señaló.
Pese a estas dificultades, subrayó que cada vez hay mayor interés de docentes, médicos y estudiantes universitarios por aprender lengua de señas, lo que representa un avance en la inclusión y en la visibilidad de esta comunidad.
Finalmente, el intérprete reiteró la necesidad de impulsar una formación académica formal, así como el reconocimiento laboral y social de los intérpretes. “No se trata de un servicio altruista, sino de garantizar los derechos humanos de las personas sordas y de reconocer la diversidad lingüística y cultural de nuestro país”, afirmó.