A lo largo de los siglos los artistas y pensadores se han dedicado a tratar de definir y representar la felicidad. Sin embargo, en las últimas décadas, grupos menos románticos se unieron a esta difícil tarea: los endocrinólogos y neurocientíficos. Su objetivo es estudiar la felicidad como un proceso biológico, para encontrar qué desata dicho sentimiento desde el punto de vista físico. Es decir, no les importa saber si las personas son más felices gracias al amor o al dinero, sino qué sucede en el organismo cuando la alegría efectivamente se dispara y cómo “forzar” el sentimiento.
Las endorfinas son consideradas la morfina del cuerpo, una suerte de analgésico natural. Descubiertas hace 40 años, las endorfinas son “la breve euforia que enmascara el dolor físico” así lo menciona la investigadora Loreta G. Breuninng autora del libro “hábitos de un cerebro feliz”
Como la serotonina fluye cuando te sientes importante, el sentimiento de soledad e incluso la depresión son respuestas químicas a su ausencia.
La dopamina suele ser descrita como la responsable de sentimientos como el amor y la lujuria, pero también se la tacha de ser la responsable de las adicciones. Por eso se dice que es la mediadora del placer.
Por estar relacionada al desarrollo de comportamientos maternales y a los apegos, la oxitocina suele ser apodada como “la hormona de los vínculos emocionales” y “la hormona del abrazo”
Las hormonas que produce el cuerpo humano y su interacción con nuestro carácter es por más un tema interesante.