Las grandes marcas que compran muebles en la comunidad p’urhépecha de San Francisco Pichátaro triplican el precio de los productos para su comercialización, dio a conocer el artesano, Juvenal Gómez Matías.
Para ello puso como ejemplo una marca de muebles de Puerto Vallarta, Jalisco, la cual, por cierto, dejó de comprarles debido a la delincuencia que opera en el territorio.
Si bien no precisó el precio de mayoreo de los muebles, pues pueden ser variables, sí señaló que los artesanos de Pichátaro llegan a fabricar pizas con maderas finas como ceiba, parota o caoba, lo que las hace incrementar precios, por ejemplo, hasta los 170 mil pesos una recámara.
No obstante, añadió, la mayoría de los característicos muebles rústicos tallados a mano de esta zona son fabricados en madera estufada de pino, proveniente de Aguililla, lo que los hace más económicos y accesibles para la mayoría de los compradores.
En esta comunidad hay más de 45 talleres artesanales tradicionales, expuso, los cuales venden a distintas entidades de la República Mexicana, así como a distintas localidades de Estados Unidos y República Dominicana, entre otros países, incluso de Europa.
Por último, aseguró que, para evitar la tala clandestina en el territorio de Pichátaro, todo aquel que quiera derribar un pino de la comunidad tiene que avisar al “encabezado” (encargado) del Barrio, y al consejero de Bienes Comunales, además de que, en caso de que se lo permitan, debe plantar 100 por cada ejemplar utilizado para la explotación comercial.