El cambio climático es uno de los desafíos más apremiantes de nuestro tiempo.
A medida que aumenta la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera debido a la actividad humana, los patrones climáticos están experimentando alteraciones significativas en todo el mundo, por ejemplo, la ola de calor que hemos experimentado en las últimas semanas.
Con base en la Organización Mundial Meteorológica (MWO, por sus siglas en inglés), las olas de calor se definen como períodos prolongados de temperaturas extremadamente altas en comparación con las normales de una región específica.
Los efectos directos de las olas de calor en nuestra población incluyen: deshidratación, insolación y agotamiento por calor, que pueden ser especialmente peligrosos para los grupos más vulnerables, como los niños y las personas de la tercera edad.
Además, las olas de calor también pueden aumentar el riesgo de incendios forestales, lo que puede tener consecuencias devastadoras para la salud y el bienestar de las comunidades afectadas.
Para hacer frente a estos desafíos, es crucial tomar medidas para mitigar el cambio climático, pero, sobre todo, podemos evitar los estragos que deja una ola de calor, por ejemplo, la muerte por el golpe de calor.
Esta peligrosa condición ocurre cuando el cuerpo se sobrecalienta debido a una exposición prolongada al calor intenso, dificultando la regulación de la temperatura y causando daños graves.
Los síntomas incluyen mareos, confusión, piel roja y caliente, sudoración excesiva o falta de sudor, y pueden llevar a desmayos o incluso al coma.
Es esencial mantenerse adecuadamente hidratado, preferiblemente con bebidas comerciales que contengan electrolitos, y evitar refrescos y cerveza, ya que no son adecuadas para la rehidratación.
¡Hasta pronto!