Se le conoce como fuga de cerebros a la migración de personas altamente capacitadas a otros países por falta de oportunidades. La falta de oportunidades en México no es un tema sencillo, más aún en personas con una profesión científica. Podrías pasar de largo muchas cosas y acudir directamente a culpar al gobierno (el cual tiene bastante responsabilidad), pero debemos analizar este tema desde varias aristas.
México cuenta con una economía basada en el turismo y la maquila, lo podemos observar directamente en las zonas industriales donde se ubican grandes empresas que ensamblan sus productos en el país debido a las facilidades ofrecidas a esas empresas. El problema con este tipo de economía es que limita el desarrollo tecnológico del país propio, ponderando la educación de técnicos altamente capacitados y no de desarrolladores tecnológicos.
Emprender con un desarrollo tecnológico podría parecer una opción viable, aunque si lo desglosamos detenidamente, esta prometedora opción involucra una suerte de circunstancias que pueden beneficiar al emprendedor, desde la generación del conocimiento, el financiamiento hasta la creación de una empresa. Una economía basada en el desarrollo tecnológico de los propios científicos es bastante redituable.
En el mundo académico también existe una preocupante falta de espacios para científicos mexicanos, contrario de lo que se pronuncia en discurso el gobierno ha recortado gradualmente recursos al ente encargado de manejar la ciencia en México, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT).
Los científicos recién formados en el país o en el extranjero al tratar de encontrar un lugar en una universidad o alguna empresa se enfrentan a la realidad más triste, no existen lugares, la falta de recursos en las universidades y el poco interés de la iniciativa privada por el desarrollo tecnológico ha llevado a muchos de los científicos a buscar oportunidades en otros países donde se valora de mejor manera la labor científica, economías del conocimiento, países que debido a su poca extensión territorial o extensa tradición académica basan la economía de sus países en el desarrollo tecnológico y del conocimiento como el caso de Alemania.
Creer que este problema terminará con el cambio de representantes públicos es algo inocente, el reconocimiento de la labor científica, la apertura de espacios, las facilidades a los emprendedores tecnológicos, así como la apropiación del conocimiento generado en el país pueden ser una de las mejores maneras de impactar de manera positiva la fuga de cerebros en México.