Morelia, Michoacán a 21 de noviembre de 2024.- Era un chico problema y tenían que cansarlo. Así relata Felipe de Jesús Macedo Negrete la historia que inicia en una escuela de gimnasia y termina en el Campeonato Mundial de Japón 2024, donde conquistó para México la medalla de plata.
Con su particular humor, el joven moreliano relata cómo fue inscrito en un gimnasio hace ocho años, una medida que tomaron sus papás para canalizar toda la energía que, puesta en otros lados, no ocasionaba más que problemas.
“Desde los siete años yo era muy desmadroso, y me metieron a la gimnasia porque no podían conmigo, entonces me metieron a un gimnasio y me dijeron ‘ahí gasta tu energía, chamaco miao [meado], gaste ahí su energía”.
Allí conoció a David Ortiz, el entrenador que lo introdujo al parkour, una disciplina que eleva a deporte la mera necesidad de desplazamiento, al hacer de los obstáculos motivos para crear infinitas posibilidades de movimiento.
Como si fuera cosa de nada, Felipe Macedo relata cómo del gusto pasó a los nacionales: Jalisco, San Luis Potosí, Morelos, Ciudad de México, en donde ganó experiencia en distintas categorías, confianza y el pase al mundial.
El reto, sin embargo, era el dinero. Si bien reconoce que el gobierno del estado lo ayudó mucho con una beca para pagar el avión al país del sol naciente, dice estar seguro de que no lo habría podido lograr sin su familia.
“El gobernador nos ayudó con los boletos del avión y mi familia fue con los gastos y los viáticos (…) Estoy muy agradecido con ellos: sin mi familia, que hicieron boletos para rifas, boletos de mochilas, de whiskies, de varias cosas…, sin eso no habríamos ahorrado mucho”.
El resto del relato ya es para él anécdota: a sus 15 años ya conoció Japón, disfrutó la cultura, los paisajes, la experiencia de un Campeonato Mundial, donde dos centésimas de segundo, le impidieron ganar el oro, motivación que toma para continuar practicando.
¿El principal aprendizaje? La disciplina, responde con una metáfora cuya elaboración es, en sí misma, prueba de la confianza que ha ganado en esta, hasta ahora, la segunda mitad de su vida.
“Sin duda sería la disciplina, es lo que más se necesita en un deporte: si no tienes la disciplina, tienes tu motivación y todo…, pero la motivación es como si fuera un cerillo: se va apagando, se va apagando…, pero, si fuera como una fogata, que le das la leña, ésa sería la disciplina, y yo soy esa fogata, no me voy a apagar hasta que dé lo mejor de mí”.