Escribir “narrativas” está de moda, particularmente en el mundo de la política en donde le han comenzado a dar peso al tema. Sin embargo, en este sector los políticos y los partidos todavía no logran apalancar las marcas con narrativas relevantes, porque su lógica operativa hace que no consideren importante la fuerza del marketing, del neuromarketing y del branding.
En la esfera comercial, las cosas son muy diferentes. Las marcas poderosas usan narrativas muy persuasivas que conectan con las personas y es algo que se reconoce como indispensable.
Una narrativa no es otra cosa sino una manera de ver al mundo. Las marcas deben definir sus prioridades, deben saber qué realidad es la que desean crear y compartirla con sus colaboradores, con los ciudadanos e incluso con los políticos o partidos competidores.
Una cosa muy importante que nunca hay que olvidar: una narrativa no se inventa; se descubre y su descubrimiento sucede a partir de su marca, de su historia, de sus procesos, de sus fundadores, de lo que les inspira o de su activismo en causas.
La narrativa de la marca establece hacia dónde puede y debe ir un político o un partido político, y sirve para lanzar nuevas iniciativas políticas, para entrar en nuevos segmentos, para comunicar. Todo debe estar integrado en la narrativa de la marca política.
Y ojo con esto: la manera en la que la marca entiende al mundo, así es como hará las cosas, así es como debe priorizar qué iniciativas lanzará, cómo comunicará y con qué contenidos.
Les pongo un ejemplo: si tú eres un(a) político de Morena que inició en el movimiento que fundó Andrés Manuel López Obrador, entonces será la historia de este Partido, sus experiencias y sus valores de marca, lo que deberá integrar tus narrativas como político(a) morenista. Hacerlo así siempre, te dará congruencia y consistencia a tu comunicación y neuromarketing político.
Pero si no lo haces así, entonces tus propias narrativas comenzarán a comunicar que eres falso, incongruente e inconsistente. Por eso es que ahora varios políticos de Morena comienzan a restarle números a esta marca política.
Se muestran contrarios a su historia y valores y eso está haciendo que se desgaste rápidamente la marca, de ahí que los partidos opositores y los apartidistas opositores tengan una gran oportunidad para recuperar terreno. Claro, siempre y cuando tengan y sepan comunicar sus propias narrativas.
*El autor es consultor y capacitador, tiene estudios de doctorado en Política, de maestría en Comunicación, de maestría en Neuromarketing, de maestría en Ciencia Política y de licenciatura en Derecho / Redes sociales: @ChristiánConAcento