Las restricciones sanitarias por el COVID-19 obligaron a que municipios como Tarímbaro suspendieran la tradicional representación del Viacrucis que año con año congregaba a miles de turistas en sus calles principales, pero que este Viernes Santo sólo lucieron escasos motivos púrpuras en recuerdo al luto de la humanidad por la muerte del hijo de Dios hace más de 2 mil años.
En su plaza central, algunas familias disfrutaron de la tarde calurosa sin acordarse apenas de la Emergencia Sanitaria Nacional.
Una mujer de edad adulta que esperaba a recibir su pedido de mariscos, consideró que sin la conmemoración religiosa, el ambiente “es triste, ahora no nos queda más que verlo por televisión, porque no hay de otra”.
Jania Abundis, una joven de la localidad, calificó como inédito lo ocurrido; “mis papás tienen 42 y 39 años (de edad) y jamás habían visto que no había misas, lo del Viacrucis, aparte ya era algo regional”.
Martin, un vendedor de comida, que asegura apostarse todos los días en el mismo lugar, se dijo preocupado por las bajas ventas, “es un 50 abajo el que está de venta, sí se bajó bastante, falta mucha venta”.
Paradógicamente, fueron los adultos mayores quienes –en su mayoría- deambularon tranquilamente sin protección alguna.
Sentados bajo la sombra de un árbol, parejas de ancianos degustaron ansiosos carnitas y pollo rostizado, que pudieron adquirir con los recursos del Programa del Bienestar y aunque reconocieron ser vulnerables a contraer la enfermedad, explicaron que no tuvieron más remedio que salir para cobrar el dinero.
Uno de los varones del grupo comprometió “irse a encerrar” y aseguró que “ya no sale a ningún lado, pero ahora fue de a huevo para cobrar”.
De tímida sonrisa, una de las mujeres justificó estar en la calle, “es que teníamos que venir a que nos dieran la ayudita y con eso comer. No salíamos pero teníamos que venir”.
A su lado, una anciana delgada reconoció que desde que comenzó la enfermedad “y ya no salía para fuera, pero me pagaron para comer y en cuatro meses nos pagan otra vez”
A unos metros de distancia, en la iglesia principal de Tarímbaro que guarda culto a San Miguel, algunas decenas de feligreses mantuvieron viva la tradición y con sana distancia, recordaron con fervor el viacrucis que vivió Jesucristo hasta morir en la Cruz.
Habitantes del lugar, señalaron que la representación del Viacrucis no se había suspendido en por lo menos 35 años.