Con uñas y dientes, ambientalistas y comunidades defienden los bosques y el agua de la delincuencia organizada en prácticamente todas las regiones de Michoacán, donde de acuerdo a Consejo Estatal de Ecología (COEECO), células criminales son colocadas en puntos estratégicos para inhibir que brigadistas o civiles puedan atender los incendios.
El presidente de este órgano ciudadano de asesoría y consulta del Poder Ejecutivo y los ayuntamientos, Vicente Estrada Torres advirtió que con este modus operandi, la franja aguacatera avanza como “no se tiene idea”.
“Cuando van y queman, instalan a sus células por donde pueden entrar la brigada o la sociedad y los inhiben para que puedan entrar, cuando ve gente armada ya no le sigue, estamos pasando una situación, ya no pude ver al gobernador ahorita porque llevaba algo de prisa, pero yo creo que el gobierno debe brindarnos esa seguridad, nosotros queremos que se instale en Michoacán, el acuerdo de Escazú donde hay un protocolo para la defensa de los ambientalistas y no se ha instalado,”
Estrada Torres puso como ejemplo el municipio de Madero, donde los Comités en Defensa del Agua cumplieron ya 4 años de enfrentar la delincuencia organizada, con tal de no permitir que arrasen con los recursos naturales de la zona, pero advirtió que la misma situación se vive en varias zonas del estado.
Señaló que hace cuatro años le enviaron al gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, una solicitud escrita para solicitarle la implementación de un protocolo especial de protección y a la fecha no han recibido respuesta.
COEECO: “Nosotros le propusimos al gobernador hace casi 4 años que se instale un procedimiento casi igual al de Escazú, que habla de que tenemos derecho a la información, tenemos derecho a un ambiente limpio y sano, y tenemos derecho a que haya una gobernanza efectiva donde hay bosque.”
Periodista “¿Qué contestó?”
COEECO: “Tiene el oficio ahí, se lo propusimos por oficio ni siquiera nos dio respuesta, entonces cuando pasa esto la sociedad nos sentimos no atendidos.”
Precisó que el problema se vive sobre todo en la Región Lacustre, en la Meseta Purhépecha, en Madero, en parte de Tacámbaro, en Zitácuaro, y sobre todo en la costa michoacana, por lo que aclaró que el problema ambiental del estado es la delincuencia y no los incendios o el cambio climático. “No es el incendio, no es el cambio climático, es la delincuencia organizada la que no deja que se atienda”, advirtió.