Recientemente, durante su “informe de actividades” el presidente Andrés Manuel López Obrador declaró que el sistema de salud en México es “mejor que el de Dinamarca” y, aunque esta afirmación pudo haber sido dicha con la intención de proyectar optimismo, la realidad es que esta comparación está muy lejos de ser cierta.
En lugar de acercarnos a una mejora real, esta afirmación es más una ilusión que una descripción precisa de nuestro sistema de salud.
Situación real del sistema de salud en México:
Para conocer cómo está realmente nuestro sistema de salud, basta con hacer una visita general a un hospital del sistema público de salud en México para darnos cuenta de que estamos muy lejos de tener una infraestructura comparable con países de primer mundo, y mucho menos con Dinamarca.
Los hospitales en México enfrentan carencias importantes, por ejemplo, la falta de medicamentos, equipos obsoletos o insuficientes, y un personal de salud sobrecargado que hace lo que puede con los recursos limitados que tiene.
En contraste con lo que sucede en otros países, específicamente, en Dinamarca, el acceso a los servicios de salud está garantizado para toda la población, con un sistema que invierte significativamente en tecnología y calidad del servicio.
A diferencia de Dinamarca, en México nos encontramos con constantes noticias de desabasto de medicinas, largas listas de espera para procedimientos básicos, y hospitales que, en muchos casos, no pueden ofrecer una atención adecuada debido a la saturación y la falta de recursos.
Sistema de salud pública en Dinamarca:
Dinamarca es conocida por tener uno de los mejores sistemas de salud del mundo. Se basa en un modelo universal de acceso gratuito financiado a través de los impuestos, que ofrece atención médica de alta calidad para todos sus ciudadanos.
Los hospitales y clínicas en Dinamarca cuentan con tecnología actualizada, adecuada y suficiente para cubrir las necesidades reales de salud, también cuentan con personal altamente capacitado, y un enfoque preventivo que mantiene a la población saludable y reduce la necesidad de intervenciones complejas.
En contraste, el sistema de salud en México ha estado lidiando con recortes presupuestarios, problemas estructurales y una falta de inversión histórica en salud pública.
Aunque hay esfuerzos por mejorar algunos aspectos, como la cobertura, estamos muy lejos de alcanzar los estándares de Dinamarca.
Compararnos con ellos no solo es un error, sino una falta de respeto a los millones de mexicanos que sufren las deficiencias del sistema actual.
La mentira que afecta a todos
Llamar “mejor” a nuestro sistema de salud cuando la realidad es otra, solo desvía la atención de las verdaderas soluciones que se necesitan.
El presidente tiene una plataforma desde la cual puede impulsar mejoras reales, pero al insistir en que el sistema de salud ya es mejor que el de Dinamarca, crea una falsa sensación de satisfacción que puede retrasar las reformas urgentes que necesitamos.
Es importante que la población no caiga en este tipo de falacias. La situación en México sigue siendo crítica.
Aún tenemos una mortalidad infantil alta en comparación con países desarrollados, un acceso a la salud desigual entre áreas urbanas y rurales, y un sistema que no puede cubrir de manera efectiva las necesidades básicas de su población.
Para finalizar esta reflexión:
En lugar de comparar a México con Dinamarca, necesitamos hacer una evaluación honesta de nuestra realidad.
Debemos enfocarnos en mejorar la infraestructura, garantizar el abasto de medicamentos, invertir en la formación y bienestar del personal de salud, y ofrecer atención médica accesible y de calidad para todos.
Solo reconociendo las deficiencias podremos avanzar hacia un verdadero cambio.
Nos vemos en la próxima entrega estimado lector.