De acuerdo a los elementos aportados por el Ministerio Publico ante el Juez de Control, el homicidio de Jessica González Villaseñor se registró el 21 de septiembre poco después de las 6 de la tarde.
Una hora antes, la joven salió de su domicilio en la colonia Mártires de la Plaza. Vestida de Pantalón, suéter y botines, avisó a su hermano que se reuniría con una amiga, pero iría al encuentro de Diego, quien pasó por ella cerca de su hogar.
A bordo de un vehículo Polo Gris, se dirigieron al domicilio del joven en el fraccionamiento Monarca. Cámaras de seguridad grabaron el auto conducido por Diego y una mujer acompañante, que fue identificada por su hermano como Jessica, pero horas después, el joven salió solo.
Amigos de Diego atestiguaron que se reunieron más tarde con él, cerca de la zona boscosa del fraccionamiento, donde les pidió apoyo para resolver un problema.
Los jóvenes declararían después que vieron lo que parecía ser un cuerpo en la cajuela del coche gris que su amigo utilizaba con frecuencia, por lo que se negaron a apoyaron. Entonces, Diego sacó el bulto cubierto con una sabana, se internó en la zona boscosa y regresó sin nada.
Otra amiga de Diego, relató también ante la Fiscalía que el joven le pidió ayuda nervioso y en el trayecto a bordo de un vehículo, bajó una bolsa negra que depositó en una calle junto a restos de basura, donde la policía encontró más tarde el pantalón y objetos personales de Jessica.
En la descripción ministerial, se precisó también que Diego se comunicó vía telefónica y luego se encontró con sus padres y su padre biológico para revelarles que se encontraba preocupado porque la Fiscalía lo buscaba por ser la última persona que tuvo contacto con la joven.
En el cuarto de Diego, se encontraron un pans, una playera y unos tenis que usaba el día que sus amigos lo vieron y en los que se presume hay rastros de sangre humana y que ahora deben analizarse.
Entre los testimonios se encuentra también el de los propietarios y trabajadores del autolavado, donde Diego llevó el vehículo y pidió que se le hiciera una limpieza “profunda”.
El cuerpo de Jessica fue localizado a 500 metros de la barda perimetral del fraccionamiento Monarca, estaba semidesnuda y con los genitales expuestos. Con numerosos golpes y escoriaciones en prácticamente toda su anatomía. Incluso una herida intravaginal y con muestras de violación sexual.