Dentro del entorno social, cada vez es más común escuchar sobre el deseo de empezar “limpiar el cuerpo”. Las dietas y terapias “detox” resurgen con fuerza, impulsadas por influencers, anuncios en redes sociales y productos que prometen resultados milagrosos.
Pero, ¿qué tan reales son estas promesas? Y, más importante, ¿qué riesgos representan para nuestra salud?
Dietas “detox”
Estas dietas se promocionan como la solución perfecta para “eliminar toxinas acumuladas” en el cuerpo, mejorar la energía y hasta bajar de peso en muy poco tiempo.
Incluyen desde planes basados únicamente en jugos de frutas y verduras hasta productos como tés, cápsulas y sueros intravenosos que prometen purificar el hígado o desintoxicar los intestinos.
A estas se suman terapias más invasivas, como limpiezas de colon y sesiones de sueros “detox” en clínicas o establecimientos irregulares e ilegales. Lo que todas tienen en común es una narrativa atractiva que juega con el miedo y el deseo de mejorar nuestra salud rápidamente.
La realidad detrás del “detox”
Lo primero que debemos saber es que nuestro cuerpo ya tiene un sistema de “desintoxicación” natural: el hígado, los riñones, los pulmones y la piel trabajan constantemente para filtrar y eliminar lo que no necesitamos.
No existe evidencia científica sólida que respalde la idea de que necesitamos productos o dietas específicas para “limpiar” el cuerpo.
Aunado a lo anterior, las promesas de resultados rápidos suelen estar respaldadas por estudios inexistentes o muy limitados.
Lo más preocupante es que muchos de estos productos y terapias no están regulados, lo que significa que pueden contener ingredientes dañinos o no cumplir con lo que prometen.
Los riesgos de seguir modas sin fundamento
El verdadero problema de las dietas y terapias “detox” radica en los riesgos que implican, tanto físicos como emocionales:
Desbalances nutricionales: Muchas dietas “detox” eliminan grupos enteros de alimentos esenciales, como proteínas o grasas saludables, lo que puede llevar a fatiga, pérdida de masa muscular y deficiencias nutricionales graves.
Daño a órganos vitales: Productos como los tés y cápsulas “detox” pueden contener sustancias diuréticas o laxantes que, cuando se usan en exceso, afectan el funcionamiento de los riñones y causan deshidratación severa. Algunos casos reportados incluso señalan daños hepáticos irreversibles.
Pérdida de peso engañosa: Muchas personas confunden la pérdida de agua y masa muscular con “bajar de peso”. Sin embargo, estos cambios son temporales y pueden afectar negativamente el metabolismo.
Falsas esperanzas: Uno de los mayores peligros es que las personas pospongan consultas médicas o tratamientos necesarios porque confían en que un producto milagroso resolverá sus problemas de salud.
Fraudes económicos: Estos productos suelen ser costosos, y las personas invierten grandes sumas de dinero en algo que no tiene ningún beneficio comprobado.
El éxito de estas modas no radica en su efectividad, sino en su capacidad de vendernos una idea seductora: la posibilidad de mejorar nuestra salud de manera rápida y sin esfuerzo. En un mundo donde la información se viraliza en segundos, los influencers y los anuncios bien diseñados tienen un poder inmenso para convencer, especialmente a quienes no cuentan con educación suficiente en temas de salud.
Además, la narrativa de “toxinas” es especialmente atractiva porque no es tangible ni verificable. Las personas no cuestionan qué son esas “toxinas” ni por qué necesitan eliminarlas.
La falta de regulación y la publicidad engañosa hacen el resto del trabajo, llevando a miles a gastar dinero en algo que, en el mejor de los casos, no les hará daño y, en el peor, pondrá en riesgo su salud.
En lugar de caer en las modas “detox”, es fundamental optar por hábitos sostenibles y respaldados por evidencia científica, al respecto, si usted tiene alguna inquietud sobre estas dietas, le dejo algunas recomendaciones:
Consulte a un nutriólogo: Antes de seguir cualquier dieta o terapia, busca la orientación de un profesional que pueda evaluar tus necesidades y diseñar un plan personalizado.
Desconfíe de lo que parece demasiado bueno para ser cierto: Si un producto o terapia promete resultados milagrosos en poco tiempo, es probable que no sea legítimo.
Infórmese en fuentes confiables: Confíe en instituciones y profesionales de salud que basen sus recomendaciones en ciencia y no en intereses comerciales.
Recuerde que no necesita ser “desintoxicado”.
Las modas van y vienen, pero la salud es un tema serio que no debe tomarse a la ligera. Antes de dejarse llevar por la promesa de un “cuerpo renovado” en cuestión de días, recuerde que los verdaderos cambios requieren tiempo, esfuerzo y, sobre todo, información confiable.
Gracias por leer esta columna, nos vemos en la próxima entrega.