Esa noche, una veintena de hombres armados tocaron la puerta de la familia y exigieron la entrega de los varones; las mujeres les ofrecieron sentarse a cenar, esperanzadas en salvar la vida de sus compañeros; sorpresivamente los integrantes del cartel de la zona convivieron durante largas horas al interior de la vivienda.
Pero no había marcha atrás, cerca de la media noche, papá y hermanos fueron sacados a empujones y en la oscuridad se escucharon 5 balazos; tras algunos minutos, las mujeres salieron y encontraron una cabeza a unos metros de la entrada principal, más adelante un brazo; los cuerpos habían sido desmembrados y esparcidos a lo largo de 10 kilómetros.
A pie, las mujeres recuperaron los restos de sus hombres, regresaron para notificar al ayuntamiento, que se presentó en la zona 24 horas después.
Estas familias, forman parte de los expulsados de la Tierra Caliente de Michoacán, que tras solicitar asilo político han encontrado un lugar en Estados Unidos de Norteamérica, como ocurre a diario con cerca de 3 mil personas que, por inseguridad, abandonan su lugar de origen en diversos puntos del país, la mayor parte en nuestro estado.
Desde Tancítaro, el presbítero Gregorio López Gerónimo, el “Padre Goyo” advirtió en el grave problema que implica el desplazamiento forzado por la violencia para las familias de la Tierra Caliente, que ahora se encuentran en alguno de los 14 albergues que se han instalado en la frontera con la Unión Americana y que hace increíble que sea originado por violencia intrafamiliar, como ha argumentado el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla.
“ Y todavía con todo el desplazamiento forzada que hay, el gobernador dice -no, acá hay puras mujeres y niños, vino el idiota y vio puros niños y mujeres-, no se dio cuenta que el papá se lo detuvieron o los mataron o bien, tiene familia en Estados Unidos y se fue por el cerro y lo están esperando. Por eso, no por eso me digas que el desplazamiento es un problema intrafamiliar, de violencia intrafamiliar, es una irresponsabilidad muy grave, porque está apuntando el delito hacia otro lado y no hacia la delincuencia organizada.”
Impedido desde julio del 2014 para ejercer alguno de los sacramentos por el obispo de la Diócesis de Apatzingán, Cristóbal Ascencio García al considerar que incurrió en “faltas repetitivas y graves” en su labor sacerdotal, el padre Goyo aclaró que no es vocero del crimen organizado ni se escuda en la sotana, sino que habla como ciudadano responsable de denunciar.
“El obispo dice que no puedo celebrar, pues no celebro, pero tengo 2 ministerios más, soy sacerdote, me hicieron también profeta. (…) No represento como dice el cuasigobernador, no soy vocero de la delincuencia, ni siquiera de la iglesia, no hablo a nombre de la Iglesia, yo unca menciono a la Iglesia, yo clérigo, no me escudo en nada, me escudo de que soy un ciudadano responsable de impulsar el sano tejido social.”
El Padre Goyo es presidente de la fundación CRISTOS (Ciudadano Responsable de Impulsar el Sano Tejido del Orden Social), por lo que conoce, que sólo 1 de las 80 familias desplazadas de comunidades de Apatzingán el pasado 14 de junio ha regresado a su hogar.
El resto, afirma, conoce que de regresar a su vivienda, enfrentará las consecuencias del grupo criminal opuesto.
“De 80 familias que se salieron, de Los Tepetates y las Bateas, han regresado una familia, una de 80, y ¿sabes qué? ¿por qué no regresan? Porque si regresan en automático, el gobierno se va a ir en una semana, en 15 días, y el cartel que llegue va a asesinar a la familia que llegó, porque les va a decir, “ustedes están protegidos por el otro cartel, por los enemigos, y son enemigos de nosotros”.
El Padre Goyo descarta haber huido al extranjero por las amenazas de la delincuencia, señala que en Tancítaro, hay 8 mil autodefensas, la mayoría, sus primos, sobrinos, tíos y hermanos que no permitirán el ingreso del crimen organizado, pero tampoco permitirán que haya pobres o desplazados, ya que ahí no ha ganado el partido Morena.
Afirma que en Tancítaro, “no hay muertos, ni levantados ni secuestrados”, al asegurar que es considerada la tercera economía más fuerte del estado, ya que aporta 15.5% del Producto Interno Bruto (PIB) del estado desde las huerta de aguacate.