Morelia, Mich.- Son 33 años que, de manera ininterrumpida, los hijos y nietos de Don Chucho, dueño y fundador del emblemático negocio “La Cueva de Chucho” ubicado en Morelia por la antigua Central de Autobuses, colocan una ofrenda en su honor y de su esposa Ceci, que cumplirá dos años de haber fallecido, mientras don Chucho que tiene ya 34 en el Panteón Municipal de Morelia.
Cempasúchil, fotos, comida favorita y adornos, la presencia de sus hijos y nietos, acompañan esta tumba que se ha vuelto una tradición en el panteón de Morelia. En estos dos días, los hijos cuidan el sepulcro de sus papás, mientras que por tradición regalan algo a la gente, en esta ocasión fue un libro para colorear.
Las peculiaridades se dejan ver en este altar que es uno de los más vistosos del lugar, Gerardo Aguilar hijo de Don Chucho, describe cada uno de sus elementos, patitas de pollo, caldos, refresco, cigarros Raleigh, que refiere ya no existen, están en el lugar, fotos, bebidas favoritas, y adornos.
En esta ocasión, una calavera con la ropa y accesorios de Doña Ceci, fue colocada a un costado, con unos cacahuates, fue el lugar donde se colocaba cuando en vida visitaba a su difundo esposo.
La foto de don Chucho, vestido de charro y sombrero se puso también en el lugar, pero además en la ofrenda están varios familiares con fotos, para recordar este momento, “comemos aquí, estamos un rato, hacemos oración”, describió.
Otra foto que llama la atención es la que Doña Ceci pidió la hicieran grande, está haciendo una mueca y su mamá decía que era para que la gente se riera después de su muerte.
Los recuerdos mantienen vivo el legado de Don Chucho y doña Ceci, que dio continuidad a la franquicia que ahora se ve en otros lugares, “no es fácil, ahora que está reciente lo de mi mamá me da tristeza y más que mi papá, mi madre hace un año que falleció y era su lugar donde se sentaba siempre, quisimos recordarla en su lugar y si Dios nos presta vida, le daremos otro lugar, pero el lugar muy especial está en nuestros corazones”, dice su hijo.
Recuerda que siempre fue su petición “con su padre me entierran”, y “afortunadamente están los dos aquí, ahorita, mientras estemos seguiremos con esta tradición y pasarla a mis sobrinos, que nunca se olvide y se arregle año con año la tumba”, concluyó.