Ese 10 de septiembre la delegación estatal de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) con sede en la avenida del Estudiante de Morelia, amaneció “clausurada” con cinta amarilla y una serie de pancartas y pintas con las leyendas “No perdonamos, ni olvidamos”, “Y la que quiera romper que rompa, y la que quiera quemar que queme” y “Justicia para todas.
En el sitio los manifestantes pegaron imágenes del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador y a Francisco I. Madero, los cuales aparecen satirizados.
Tal “clausura” es similar a la toma en el edificio de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en la Ciudad de México por colectivos de feministas y familiares de víctimas de feminicidio, donde sacaron expedientes de personas desaparecidas y se pidió la renuncia de la titular de la dependencia Rosario Piedra Ibarra.