A dos años de la muy sonada frase: “quédate en casa”, la percepción de la mayoría de la población es que, la pandemia está llegando a su fin, sin embargo, no es así.
La pandemia aún no termina, todavía nos falta mucho camino por recorrer y sobre todo, mucho por aprender.
Primera reflexión: la pandemia no ha terminado.
De acuerdo con la definición aceptada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), una pandemia es una epidemia que ocurre en todo el mundo, o en un área geográfica muy amplia, cruzando fronteras internacionales y afectando generalmente a un gran número de personas.
Al respecto y con base en el portal de internet de la Universidad Johns Hopkins dedicado a la generación de información estadística sobre esta terrible enfermedad (https://coronavirus.jhu.edu/map.html ), varios países actualmente enfrentan un repunte en el número de nuevos casos de la COVID-19.
Algunos de estos países son, por ejemplo, Corea del Sur, Vietnam y de nueva cuenta Alemania y Francia quienes están muy preocupados ante la posible saturación de sus servicios de salud.
Solo por mencionar un ejemplo, Corea del Sur desde el pasado 17 de marzo de los corrientes, ha reportado en promedio, 1.8 millones de nuevos casos por día.
Con base en los datos anteriores y otros indicadores epidemiológicos, podemos decir que, la pandemia sigue activa.
Segunda reflexión: el semáforo epidemiológico en México es obsoleto.
Es muy sencilla esta reflexión, sobre todo si contemplamos que como mexicanos, no vivimos en una burbuja aislados del resto del mundo.
Los criterios sobre los que las autoridades sanitarias determinan el color del semáforo por entidad federativa, no están acorde a la situación actual que guarda la pandemia puesto que, contempla solo las estadísticas locales (que por cierto son subestimadas), cuando en realidad deberían tomarse aquellas que son globales y que de una u otra manera podrían afectar el rumbo de la pandemia en nuestro país.
Por lo tanto, con un semáforo epidemiológico o sin él, es difícil el poder predecir con exactitud el rumbo que tomará la pandemia en nuestro país, debido a que esta enfermedad y su contagio, no obedece a un simple modelo matemático.
Tercera reflexión: la inmunidad de rebaño no es garantía para que la pandemia llegue a su fin.
Es de suma importancia recordar que, la principal función de las vacunas contra la COVID-19, es evitar que enfermemos de forma grave en caso de contagiarnos con este virus.
Ante esto, aun cuando se alcance la inmunidad de rebaño en nuestro país (más del 70% de la población vacunada), no nos asegurará que, todas aquellas personas que no cuenten con al menos una dosis de cualquier vacuna puedan enfermar de gravedad llevándolos incluso a la muerte.
Por eso, es de suma importancia que tanto las autoridades federales, estatales y locales, no “relajen” las medidas preventivas como lo han declarado en los últimos días ante las vacaciones de la Semana Santa.
Cuarta reflexión: medidas de prevención que deben prevalecer y las que deben desaparecer.
El uso obligatorio del cubrebocas debe seguir, preponderantemente en los espacios cerrados, además de replantear la adecuada ventilación de estos lugares, pues a estas alturas, ya es bien sabido que, el SARS-CoV-2 se transmite a través de las gotitas de saliva que viajan en el aire y que se desprenden de aquellas personas que se mantienen con su enfermedad activa.
Después de dos años de pandemia, varios estudios sistemáticos han demostrado que, la toma de temperatura (por cierto, mal tomada, toda vez que se coloca la mano y no la frente en los aparatos destinados para ello), el uso de tapetes “sanitizantes” y la aplicación del alcohol en gel, no son productivos, mucho menos efectivos en cuanto a la prevención del contagio de este virus, por tanto, ya no deberían de utilizarse.
Quinta reflexión (para llevar): la presencia de la variante denominada “Deltacron” no ha sido confirmada por la OMS.
Para comenzar, la denominación de esta supuesta variante es incorrecta, pues la información científica verificada indica que, en todo caso, debería llamarse “Deltamicron”.
Hasta el momento, lo que sabemos de esta nueva variante es que, fue un hallazgo encontrado por científicos griegos en enero del presente año y que posiblemente se trató de una contaminación de muestras de las variantes delta y ómicron del SARS-CoV-2.
Por lo pronto, no tenemos ninguna evidencia de que represente un foco de preocupación en ninguna parte de nuestro planeta ya que, ni la OMS ni otros organismos internacionales expertos en la materia, la han declarado como un potencial riesgo para la población, no obstante, debemos estar alerta sobre esta variante en estudio.
Por último, estimado lector, debemos estar muy conscientes sobre lo siguiente:
- La pandemia no ha terminado.
- Las medidas preventivas como el uso del cubrebocas no deben relajarse, al contrario, deben reforzarse.
- La inmunidad de rebaño no garantizará que la pandemia se termine.
Me despido de usted esperando sus preguntas y comentarios, nos vemos en la próxima.